Conversación en el Jardín
Yaina estaba de rodillas en el jardín tras el palacio central junto a un arbusto buscando su brazalete y Lucy buscaba en otro cercano.
- ¿Lo encontraste? - le preguntó ansiosa a su doncella.
- No se ve por aquí, maestra. - contestó Lucy - Creo que debemos regresar por dónde vinimos y buscar otra vez.
- Tenemos que encontrarlo, es el brazalete que me regaló Alex. Tiene la piedra de comunicación a Corelia.
- ¿No puede detectar la magia?
- Sabes que no puedo usar mi magia aquí... - le dijo frustrada rebuscando entre la hierba y las flores.
- ¿Buscaba esto, majestad?
La voz de Saros a su espalda la sobresaltó y se giró para mirarlo.
- ¡Mi brazalete! - le dijo levantándose con una gran sonrisa - ¡Gracias! ¡¿Dónde lo encontró?! ¡Lucy, lo tengo! - avisó - Su Gracia lo encontró.
- En el pabellón que va al Palacio de Los Lirios cuando venía hacia aquí. Casi lo piso. - contestó Saros extendiendo la mano - ¿Puedo ponérselo?
- Si, por favor... - le dijo la joven alegre extendiendo la muñeca izquierda y Saros pudo ver la marca del León en la parte interna.
El joven sostuvo la pulsera y la colocó con cuidado.
- El broche de cierre parece estar debilitado. Sugiero que lo haga revisar. - sugirió.
- Oh, ¿En serio? - dijo Yaina tratando de ver más al detalle y Saros tomó su muñeca para poder mostrar el punto de unión - Tiene razón...Lo llevaré al taller para repararlo.
- Si gusta puedo llevarlo a mi joyero en la ciudad y se lo traeré mañana por la mañana...
- ¿Puede hacerlo? - preguntó con curiosidad. No había logrado ir al taller estos días ya que Kairon estaba pendiente de sus movimientos y parecía molesto si no la tenía cerca.
- Claro, majestad. - le dijo con una sonrisa - Se lo traeré mañana a primera hora. Podemos desayunar juntos, si me lo permite...
- Creo que es posible...No tengo nada programado temprano...
- Entonces es un trato, majestad - le dijo con una sonrisa tomando su muñeca para abrir el broche y Yaina se sobresaltó cuando lo presionó - Lo siento, no medí mi fuerza - le dijo revisando la piel enrojecida junto a la marca del león con la yema de pulgar.
- Esta bien, Su Gracia. - le dijo la joven retirando la mano - ¿Quiere caminar conmigo un momento?
- Por supuesto, Majestad. - le dijo - La acompañaré a la entrada privada del palacio de los Lirios.
- Gracias... - le dijo caminando hacia el pabellón cubierto que rodeaba el palacio de la emperatriz.
Lo que la joven no vio, fue a Kairon de pie en el segundo piso en la galería de cristal que unía a los palacios mirando fijamente su interacción con los ojos brillando intensamente mientras sus nudillos se ponían blancos.
Yaina caminó junto al duque seguida de Lucy hacia la entrada ¿Quisiera disculparme por lo de anoche, Su Gracia? No quise que...
- No se preocupe, majestad. - le dijo educado - Sé que sus intenciones fueron buenas. La relación con mi primo siempre ha sido tensa.
- ¿Puedo saber por qué?
- Es de conocimiento público. - le explicó - Mi padre siempre quiso que me convirtiera en el heredero al trono. Lo fui por seis años, hasta que mi primo nació. Fui entrenado como príncipe heredero toda mi vida hasta que Kairon manifestó el león a los ocho años. Yo tenía casi trece años y mi padre se enfureció. Todas sus esperanzas en controlar el trono se fueron por la borda. Murió días después. Debido a que no tenía a mis padres conmigo y asumí el ducado, mi tío me trajo al palacio para enseñarme y entrenarme para gobernar - Saros suspiró mirando el cielo de la tarde - De verdad estaba muy agradecido por la oportunidad de aprender ya que mi tío convocó a los mejores maestros en varias disciplinas por lo que me esforcé mucho para dar lo mejor de mi y tener un buen rendimiento. Nunca pensé en que iban a compararme con Kairon, quien aún era joven por lo que a él se le exigió mucho más, incluso como si tuviésemos la misma edad.
- Ya veo...
- Era obvio que iba a rebelarse en algún momento ya que la presión era demasiada y se esperaba que rindiera como un adulto. Tuvo dificultades con los tutores, con el emperador y comenzó a resistirse a la presión. Si bien, yo regresaba al ducado por varios meses, todo lo que hacía o lograba era impuesto a Kairon. Muchas veces pensé en dejar de hacer las cosas para que no lo molestaran, pero si lo hacía afectaba a mi gente y no podía permitirlo. Finalmente, dejamos de hablar o siquiera escucharnos.
- ¿Es cierto lo de la facción anti emperador?
- Existe, pero no soy parte de ella. Creo que Kairon ha madurado como yo tuve que hacerlo cuando murió mi padre. Si demuestra que ya no es el príncipe inmaduro que era antes, los nobles poco a poco lo seguirán.
- ¿Lo cree?
- Por supuesto. Me dijeron que el León se inclinó ante él en la coronación y recibió la bendición de Bóreas. El León de Yamain no es cualquier espíritu y que se haya ganado su respeto vale mucho. Por lo menos para mi, que llevo su linaje también.
- Quisiera que los demás vieran eso...De verdad quiere hacer mucho por su pueblo...
- Lo logrará, majestad. Sólo debe demostrar que tiene el espíritu del león, no solo en un contrato si no en el corazón.
- Gracias por su honestidad, Su Gracia. Lo aprecio mucho. - le dijo Yaina cuando llegaron a la entrada privada al palacio de la emperatriz.
- Yo espero lo mismo, majestad... - le dijo con una sonrisa inclinándose ante ella - Sus ojos me dicen que la dama esconde más cosas de las que deja ver...
Yaina se sobresaltó, pero lo encubrió con una risa juguetona. Parecía demasiado serio para ser un comentario a la ligera.
- Le diré una verdad. Soy hija del guardián de hielo y viento y también soy un Guardián - le dijo con honestidad activando la magia en sus ojos y desplegando las alas tras la espalda y que Saros miró con asombro.
- ¿Un segundo guardián en la misma generación? ¿Cómo es eso posible? - exclamó.
- Shhhh - pidió haciéndolo callar con la mano sobre la boca - Nadie lo sabe, aquí. Shhhhhh.
Yaina dio un paso atrás ante su gesto y se disculpó avergonzada - Lo siento. Actúe sin pensar...
- ¿Puedo? - preguntó indicando una de sus alas y Yaina asintió adelantándola para que pudiese tocarla - Parece real...- dijo Saros al sentir el calor y la textura de las plumas.
- Es real - dijo con una risita - Siento dolor si las tiran o a una de las plumas...No sé como expresarlo, pero son mías - Las replegó cuando Lucy le hizo una seña por que se acercaban unos guardias - Ya que ambos hemos sido honestos, espero que esta relación se mantenga. De verdad creo que puede ayudar a Kairon...Sólo pido que le dé una oportunidad y pueda ver lo que puede hacer
- Lo haré por usted, majestad. Si cree en él tanto como el león, lo observaré.
- Gracias, Excelencia - le dijo con una sonrisa aliviada antes de entrar al palacio seguida de Lucy.
Saros resopló, vaya que se había llevado sorpresas el día de hoy.
Primero Kairon y luego su compañera ¿Por qué parecían ser más de lo que dejaban ver en la superficie? Con una sonrisa caminó hacia el anexo donde se estaba quedando.
Iba a averiguarlo.
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