La Adaptación al Palacio
A medida que se acercaba la fecha de la coronación, la pareja enfrentó una agenda apretada.
Kairon comenzaba la jornada muy temprano trabajando con los documentos en su oficina apoyado por su secretario y sus asistentes.
Debido a que no quería despertar a Yaina, comía sus primeros alimentos en el despacho y trataba de hacer coincidir el almuerzo con su esposa, aunque no siempre lo lograba. Generalmente cuando regresaba al dormitorio al término de su día, su esposa ya estaba dormida en el dormitorio que compartían.
Yaina, por su parte, comenzaba una hora después de la partida de su esposo cuando Lucy entraba para ayudarla a asearse para después acompañarla a desayunar en la misma habitación. Una vez que comía, era vestida a la usanza de Odea (estilo época medieval victoriana) con los vestidos que había traído. Joyas y volantes elegidos a propósito para la mascarada con los nobles.
Por varios días, Marcus la guio por el palacio del León y los jardines exteriores indicando cada sala y habitación con una reseña. La joven lo siguió de manera obediente por un par de días hasta que sorprendió al mayordomo cuando comenzó a indicar cada habitación y lo que contenía antes de entrar, le señaló cómo llegar a la cocina, los servicios, salones de estudio, biblioteca, habitaciones de invitados, vestidores y acertó en el 95% de las habitaciones. Cuando finalmente el recorrido terminó, la joven miró a Arak y a Lucy quienes la seguían tensos antes de girar hacia el mayordomo.
- ¿Olvidas que jugué y corrí por estos corredores por diez años con la princesa imperial y que mi padre acompañaba al anterior emperador desde que eran unos niños? No me menosprecies, mayordomo Marcus. Aprendo rápido...Si quieres que conozca o tenga presente algo, sólo dilo y te lo demostraré – le dijo con autoridad. Ya no era la niñita que iba de vacaciones a Yamain. Con una sonrisa, la joven se giró y se alejó por el pasillo dejando al viejo mayordomo con una expresión indescifrable.
Después de esa interacción, Marcus se mantuvo respetuoso, pero la agenda de la princesa se volvió más pesada con clases de etiqueta imperial, medidas y pruebas para su traje de coronación, clases de historia imperial y el árbol genealógico de la familia desde el primer emperador.
Arak frustrado, la enfrentó durante una pausa, preocupado debido al horario sobrecargado y la cantidad de asignaciones.
- Alteza, esto es demasiado...Debe hablar con su Alteza - le dijo inquieto cuando la joven disfrutaba el té en su habitación.
- Todo está bien, Arak - le dijo sonriendo al ver su expresión - Ya lo aprendí hace tiempo - La joven le relató la genealogía de la familia imperial desde el primer emperador sin errores y las batallas principales de la época de conquista. En especial la parte donde los primeros guardianes de Odea colaboraron durante la ampliación de los territorios del Imperio.
Arak la observó impresionado.
- Tengo buena memoria...Y acompañaba a Maya en algunas clases cuando venía de visita. - le dijo Yaina y soltó una risita levantándose para entregarle una cajita pequeña que el joven recibió.
- ¿Alteza? - le preguntó confundido.
- Un zarcillo. Tiene una piedra mágica de color n***o con un hechizo de llamada...
- ¿?
- Necesito ir a la Torre para trabajar con mis magos y en el taller. Los contratos siguen llegando y necesito avanzar con los diseños y los pedidos.
- Alteza...
- Con los horarios que ha impuesto el mayordomo, podría ir de noche o en los tiempos libres...Si vamos ambos y alguien me busca, nos meteremos en problemas y no quiero que seas regañado.
- Alteza...No creo que sea necesario. Yo...
- Eres mi escolta, Arak - le dijo Yaina con honestidad - No conocemos a los nobles de la corte y es por eso por lo que no podemos mostrar nuestros verdaderos colores. Mientras me vean como una princesa mimada tú, como mi escolta, serás visto de otra manera. Un perro guardián que debe cuidarme para no meterme en problemas. Sabes que cómo mago soy un poco “excéntrica” y detesto la rutina rígida. No puedo dejar de apoyar a mi gente, aunque sea esposa del León. Eso es algo que como mi escolta has aprendido también...Pero no soy tan imprudente como para arriesgarte. Es por eso por lo que te he preparado el zarcillo.
- Alteza... ¿Quién protege a quién? - se burló el joven
- Para mí eres mi protector, al igual que Sinister y Rétthentur y cómo tal te protegeré como mi “Verndari” que significa protector. Es una promesa como el Maestro de Magia. Tendrás la protección de la Torre y si te llamo con ese nombre es el Maestro al que servirás - le dijo usando su denominación en idioma antiguo haciendo brillar la piedra mágica del zarcillo que Arak sostenía - Pensé en varias maneras de engarzar la piedra, pero el zarcillo funcionará mejor incluso si estás sin tu espada o desnudo. Es pequeño, como una lenteja y no sobresale del lóbulo.
- Alteza, no soy un mago...Los accesorios como este son el sello de su magia...
- Eres el escolta de uno y no de cualquiera. Soy la Maestra de la Torre. Debes sentirte orgulloso - dijo firme tomando la joya para acercarlo al lóbulo de la oreja del hombre y sus ojos brillaron - Ya está...No podrás quitártelo - avisó Yaina cuando vio sus intenciones - Puedes activarlo tocándolo con los dedos y recitando la frase “Verndari kallar” Vendré a ti de inmediato - Lo miró fijo y soltó una risita - Creo que te ves bien...como un chico malo. Las damas te perseguirán.
- Alteza... - le dijo avergonzado.
- Si te molestan mucho, te prepararé el collar de transformación ¿Te parece? Podrás esconderte por un momento.
Tal como predijo Yaina, el accesorio llamó la atención de la gente del palacio, en especial de las señoritas y las mujeres más maduras, independiente de su estatus social. Si antes, Arak se llevaba los suspiros de las damas, ahora era más notorio, tanto que varias veces las regañó porque lo siguieron mientras escoltaba a la princesa. Yaina lo animó y le dijo que pronto se acostumbraría, que el aura de los magos provocaba eso en los demás.
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