La Coronación
El día de la coronación llegó y la nobleza y embajadores de todos los reinos aliados del continente asistieron al gran salón de ceremonias del Palacio Central. El lugar, decorado con los emblemas de Yamain, estaba abarrotado de lado a lado con los invitados en sus mejores galas a la espera de la pareja, la que no tardaba en presentarse.
La ceremonia estaba siendo difundida a través de círculos de comunicación dispuestos por la Torre de Magia a pedido del príncipe para hacer a todo el pueblo partícipe de la coronación ya que era un evento de todo el pueblo de Yamain, no sólo los nobles. Kairon quería demostrar que iba a estar para todos...
Entre los asistentes, cuatro personas destacaban en los asientos del frente. Los guardianes de Odea, el Canciller del reino quien que venía en representación de la Reina la que aún no podía viajar por la edad del pequeño príncipe y la princesa Imperial, la hermana del nuevo emperador.
Alex miró a su hermano y sonrió
- Creo que se sorprenderán...- les dijo divertido - Sólo yo confirmé que venía.
- Es nuestra hermana, por supuesto que debíamos venir, aunque fuera sólo para la ceremonia. - contestó el duque Corelia - La nana Mary está con Dana y Tamir está en la mansión del ducado por lo que me puede avisar si algo pasa.
- ¿Enviaste a Tamir al territorio? - preguntó Alex sorprendido - ¿Me dejaste sin mayordomo en la capital?
- Es por el tiempo que dure la ceremonia, no seas tan exagerado, Alex.
- ¡Oye! - exclamó Alexander - Es nuestra mano derecha. Tienes a James.
- Dejen de discutir. - pidió Maya - Parecen niños...Aprendan de Mark.
Los hermanos se rieron bajo confundiendo a la mujer quien miró a su amigo.
- No soy un buen ejemplo, Maya - confesó Mark avergonzado - Dejé a Naira con diez magos, dos médicos, el emperador Darion y padre. Ahhhh, olvidé los escoltas de los caballeros de plata....
- Tiene cinco meses...Oh, mi...- dijo Maya descolocada - Ustedes son serios...- Miró a Alex con una sonrisa y su esposo se la correspondió.
¿Cómo reaccionaría cuando le dijera que estaba embarazada? Su periodo de este mes no llegó y había consultado a un sanador antes de viajar a Yamain el día anterior. Tenía 20 días de gestación.
- ¿Todo bien, preciosa? - le preguntó al sentir sus emociones a través del vínculo acariciando su mano con cuidado. Aún estaba vigente la apuesta del Magnolia y aunque habían empezado a salir en público en algunas citas, aún no podían revelar su relación de esposos.
- Si, solo pensaba...- le dijo cuando unas trompetas sonaron avisando la llegada de Kairon.
Las grandes puertas fueron abiertas anunciando la presencia de la pareja y cuál fue su sorpresa cuando vieron como el joven besaba apasionadamente a su esposa antes de entrar. Los murmullos no se hicieron esperar entre los nobles de Yamain cuya etiqueta era más estricta que la de los otros reinos.
- Definitivamente ese león pervertido no le puede sacar las manos de encima. - resopló Jaim haciendo reír a su familia.
- Nuestra hermana se ve muy hermosa - dijo Alex orgulloso.
- Así es - murmuró Jaim.
Momentos antes
Instantes antes de que la puerta se abriera, Yaina sintió como la mano de Kairon afirmaba su cuello y se inclinaba a besarla con ansiedad.
- Te amo - le dijo con voz ronca antes de respirar su aroma.
- Yo también - le dijo Yaina tomando su mano - Estoy contigo...
- ¿Estás lista? - le preguntó y la joven asintió con confianza, aunque en su interior estaba nerviosa. Ya no había vuelta atrás.
Presente
Yaina se giró para mirar al león y lo acarició antes de que este se adelantara para caminar por la amplia alfombra hasta donde se ubicaban los dos tronos dorados.
- Vamos - le dijo a su esposo quien la escoltó ante la mirada atenta de los asistentes. Ambos estaban vestidos con los colores de gala de Yamain y con capas que arrastraban sus colas con el emblema del León y bordados de oro.
Yaina pudo sentir la tensión en Kairon y le apretó la mano para que la mirara - Estoy contigo... - murmuró para que su esposo escuchara.
- Lo sé, tú y yo... juntos - le dijo con intensidad.
- Así es...
Cuando la pareja llegó al lugar donde los esperaba el sumo sacerdote del templo de Odea (que era el Templo más grande a Bóreas en el continente) el hombre les sonrió.
- Me alegro de verlos el día de hoy, altezas. Es un honor bendecirlos nuevamente.
- Gracias - le dijo Yaina con una sonrisa mientras dos sirvientes vestidos de gala se acercaban con dos reliquias. Una espada y una copa.
A medida que el sacerdote bendecía a Kairon y decía unas palabras, éste tomó la espada y se la entregó cuando extendió las manos al frente. En cuanto el príncipe la tocó, sus ojos brillaron causando murmullos en los que vieron el cambio. A continuación, el sumo sacerdote habló entregándole la copa a Yaina, cuyos ojos brillaron cuando la tocó causando aún más revuelo.
Jaim que los miraba desde su asiento jadeó cuando una imagen similar se sobrepuso. Era Kairon y Yaina en ese mismo lugar vestidos de manera diferente. Se parecía a las imágenes que había visto antes
- ¿Hermano? - le preguntó Alex preocupado afirmándole.
- Dame un momento - le pidió cerrando los ojos con fuerza aferrando el brazo de Alex. Las sensaciones eran muy intensas.
El movimiento atrajo la mirada de Kairon y Yaina quienes se miraron sorprendidos.
- ¿Mis hermanos están aquí? - le preguntó a su esposo sorprendida.
- Sabía que Alex venía. No supe nada de los Guardianes- susurró y vio sus ojos - Tu magia...
- Algo le pasa a Jaim...- le dijo y Kairon miró al león quien observaba al joven.
- Creos...- le dijo Ducalyon en su mente a Kairon - Mi coronación con Esthla... El guardián está confundido.
- Ayúdalo...
El león miró a Kairon.
- No puedo hablarle en esta forma - le dijo inquieto.
- ¿Alteza? - preguntó el sumo sacerdote - ¿Podemos continuar?
- Un segundo... - le dijo cuando las alas de Jaim se extendieron brillando hermosamente asombrando a los asistentes mientras Alex trataba de calmarlo mientras la brisa se arremolinaba en el exterior.
- Ve con él...- pidió Yaina preocupada mirando a su esposo y luego a Cal quienes se apresuraron para llegar a su lado.
- ¡¿Qué haces?! - le preguntó Alex frenético - ¡Es tu coronación!
- Son mi familia... - gruñó Kairon mirando al león mientras se acercaba al oído de Jaim - Ahora...- ordenó al león quien desapareció para usar su cuerpo.
- Respira guardián... - le dijo Ducalyon para que solo Jaim pudiera escucharle - Calma...Creos. Es Yaina y Kairon... No Esthla y Ducalyon.
- Vas a abandonarla...- siseó Jaim con una voz extraña.
- No lo haré, te lo juro.
- Jaim - llamó esta vez Kairon- Jaim...escúchame... Soy Kairon. Mírame. Soy yo.
- Cal.…- susurró.
- Soy Kairon, mírame...
Jaim levantó la cabeza y lo miró con ojos vidriosos con la magia activada.
- ¿Kairon? - le preguntó confundido.
- ¿Estás bien? - su cuñado asintió replegando las alas.
- No sé qué pasó...
- Todo está bien...Te lo explicaré más tarde...Tengo que irme ahora... - miró a Alex quien asintió apoyando a su hermano al tiempo que el joven volvía a su lugar junto a Yaina y el león se materializaba frente a él y rugía para que se callaran quienes comentaban lo que había sucedido.
- Prosigamos...- ordenó Kairon al sumo sacerdote - Voy a decir algo antes de la bendición...
- Por supuesto, alteza - le dijo el clérigo.
El sirviente le regresó la espada a Kairon y éste le sonrió a su esposa girando hacia ella.
- Toma la espada conmigo - le pidió sorprendiéndola al tiempo que sujetaba a su vez la copa que sostenía Yaina.
- Kairon...
- Hazlo, princesa... Tú y yo...Repite lo que diga - le pidió mirándola de frente - ¿Puedes ayudarme a que me escuchen? - Yaina obedeció con sutileza para que no la vieran usar la magia y los murmullos volvieron a elevarse - Yo, Kairon Ducalyon Peck juro servir al Imperio de Yamain como Emperador, a mi pueblo, a mi gente junto a mi compañera - le sonrió - Juntos seremos la espada que proteja al imperio.
- Yo, Yaina Eysel Peck, descendiente del linaje del guardián juro servir al Imperio de Yamain como la Compañera del León, a mi pueblo, a mi gente junto al Emperador, mi esposo. Juntos seremos la espada que proteja al imperio.
Al terminar de pronunciar las palabras la joya central de la empuñadura de la espada brilló sorprendiendo a todos.
- Es mi espada...- aclaró el león con rapidez a Kairon cuando lo miró - Esthla la hizo para mí. Debe haber reaccionado a la magia de Yaina. Es un mago haciendo un juramento... Eso es muy poderoso.
- Si siguen pasando estas cosas van a haber muchos rumores - dijo Kairon.
- Eso es bueno para nosotros...- le dijo divertido - Esos zorros tendrán miedo de enfrentarte. Si hielo se presenta se harán en los pantalones.
- ¿Lo llamaste?
- No, pero Hielo es Hielo...- le dijo riendo misterioso – Es su hija.
- Ahora la copa, alteza.- pidió el sumo sacerdote a Yaina quien asintió.
- Yo, Yaina Eysel Peck, descendiente del linaje del guardián juro ser la copa que dé prosperidad al linaje del león, como su compañera. Llevaré a sus cachorros y los cuidaré, así como al pueblo Yamain.
- Yo, Kairon Ducalyon Peck juro proteger la copa que da prosperidad al linaje del león, como su compañero. Fecundaré su cuerpo con mis cachorros y seré su protector hasta el último día de mi vida.
Una vez que Kairon hizo el juramento, la copa brilló entre sus manos y ambos miraron al león quien pareció suspirar
- ¿En serio? - le preguntó Kairon divertido.
- La copa se la regalé a Esthla para su cumpleaños. No sé por qué la usan como reliquia.
El sumo sacerdote, sonrió emocionado.
- Ustedes no dejan de sorprenderme - les dijo feliz - Primero su boda y ahora esto. Maravilloso. Ahora procederé con la bendición y habremos terminado.
Kairon y Yaina les entregaron las reliquias a los sirvientes y miraron a la gente reunida.
- Les presento al Emperador y la Emperatriz de Yamain. ¡Qué el Gran dios Bóreas los colme de bendiciones!
Cuando terminó de hablar los ojos de Yaina y los guardianes brillaron ante la presencia de la magia de Bóreas quien iluminó el techo del salón y unas flores de apariencia traslúcida comenzaron a caer sobre el lugar.
- Les doy mi Bendición, nuevo león de Yamain. Cuida a tu compañera y a tu pueblo. - dijo el sumo sacerdote con una voz diferente la que estremeció a todos los que la escucharon - Mis guardianes te ayudarán...
Kairon asintió inclinando la cabeza y el león se inclinó ante su contratista causando un estallido de aplausos y vítores en el salón y en las calles donde la gente se había reunido a ver la coronación debido a la bendición del propio dios guardián a sus maestros.
Esta coronación sería recordada por generaciones a causa de todas las señales de poder y fuerza de la nueva pareja imperial. Todos deseaban que esa fuerza llevara a Yamain y a todo el continente a la paz y prosperidad que se necesitaba.
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