Kairon salió al vestíbulo circular donde había varios sirvientes reunidos y el mayordomo estaba a la cabeza esperando instrucciones.
- Buscaré con los caballeros en el jardín. A la princesa le gustan mucho las flores. Esperen aquí hasta que la encontremos.
- Si, alteza - le dijo con seriedad al ver sus ojos dorados brillando con el aura del león
Kairon salió al jardín y cerró los ojos cuando los caballeros imperiales se reunieron a su alrededor.
- Puedo sentirla, - les dijo - pero no tengo su ubicación exacta. Ustedes vayan por la izquierda y nosotros por la derecha. Si la encuentran envíen una señal luminosa
- Sus órdenes, alteza - dijeron y se dirigieron a la dirección indicada mientras el resto lo seguía al otro sector del jardín.
- ¡León! - escuchó Ducalyon gritar en su mente a Kairon y eso lo despertó.
Se había dormido ronroneando para Yaina y no puso atención al tiempo. Se movió para ver a la joven, quien aún dormía a su lado y observó el cielo. No deberían haber pasado más de dos horas desde que salieron del palacio.
- ¡Maldición, león! ¡Dónde estás! - escuchó gritar a Kairon angustiado - ¡No encuentro a Yaina! ¡Tenemos que encontrarla!
- Tranquilo - le dijo del mismo modo - Ella está conmigo.
- ¡¿Y por qué no me lo dijiste cuando te llamaba hace una hora?! Maldito bastardo ¿Sabes lo asustado que estaba?
- Puedo sentirlo ahora - le dijo molesto - No fue intencional. Me concentré en calmarla y nos dormimos
- ¿Le pasó algo? ¿Está lastimada?
- Está bien - le dijo - Sólo un poco ansiosa por la llegada al palacio. Si te acercas con esa actitud sólo la preocuparás más.
- ¿Dónde están?
- En el estanque, al oeste del palacio.
- Estoy cerca, no se muevan.
- No lo haré.
Ducalyon bufó molesto, pero también entendió la preocupación de Kairon al no encontrarla a su lado cuando despertó y que no le hubiese contestado cuando lo llamó. Podía sentir la angustia de Kairon, pero Yaina no necesitaba agregar más ansiedad a la que ya tenía. Ninguno se había dormido a propósito como para provocar esa reacción.
Escuchó a lo lejos pasos apresurados y conversaciones de los caballeros y giró la cabeza cuando percibió a Kairon, quien se acercaba a ellos en pijama y bata.
- Silencio – advirtió - Está dormida...
Kairon hizo un gesto a los caballeros para que se detuvieran y solo él continuó hasta llegar a ellos. Miró a Ducalyon y luego a su esposa acurrucada junto al león, totalmente relajada
- No la dejaría sola - le dijo Ducalyon dolido a Kairon - Es mi compañera.
- Lo sé - le dijo sentándose a su lado, aliviado - No quise dudar de ti. Me asusté cuando desperté y no estaba conmigo y cuando te llamé no respondiste. Pensé que les había pasado algo. La sola idea de perderlos me heló la sangre.
- Estabas tranquilo en Odea en medio de una rebelión y ¿Te asustas en tu propio imperio?
- En Odea sabíamos contra quien peleábamos. En Yamain, estoy a ciegas. No sé en quién puedo confiar y no quiero ponerla en peligro. Yaina sólo nos tiene a nosotros aquí.
- Ella está totalmente enfocada en ayudarte y protegerte... - le dijo - Es fuerte. Es nuestra compañera. Debes confiar en ella.
- Quiero que sea feliz...
- ¿Crees que sólo los lujos o la estabilidad son su felicidad? - le regañó - Yo pensé lo mismo cuando era emperador y lo único que ella quería es que estuviera a su lado. Lo único a lo que le teme es que la alejemos...Te lo dije... Mientras más la descuides por el trabajo, más lo resentirá. Ninguno de nosotros podrá acompañarla todo el tiempo y si no regulas tus tiempos, ella sufrirá ¿Recuerdas cuando te pedí estar a su lado y poder acompañarla en los momentos importantes?
- Lo recuerdo...
- Cuando fui su compañero en su vida como Esthla estaba tan empecinado en darle un imperio que la dejé sola por estar en conquista de territorio y en guerras. Me alejé pensando en que estaría bien, en el palacio, rodeada de lujos, pero no fue así... - hizo una pausa dolorosa - Ahora, al escucharla pedirme lo mismo y ver que tú estás recorriendo mi camino, me preocupa fallarle de nuevo...
- Sabes que tendremos mucho trabajo al inicio para poner en orden y en marcha el nuevo gobierno. No soy mi padre. Ya lo he hablado con ella.
-Estoy consciente- le dijo el león- Sé que debo permanecer a tu lado para estabilizar el poder frente a los nobles y no podré acompañarla como quisiera ni tú tampoco.
- ¿Y qué deseas que haga? Tenemos que llegar al palacio y observar cómo se mueven los nobles antes de pensar en que le fallaremos.
- Tienes razón - coincidió el león - Mantendremos un ojo en esos viejos mientras trabajas para ordenar lo que sea que quieras ordenar.
- Ya sé de dónde heredé la aversión al trabajo administrativo - se rio el príncipe
- Nunca fue mi fuerte. – reconoció - Por eso me rodee de buenos asesores. Es lo que debes hacer tú ahora...
- Esa es la idea... - dijo Kairon satisfecho del acuerdo logrado entre ambos
- Si le haces daño o la lastimas usaré tu cuerpo para defenderla - advirtió Ducalyon mirando a Yaina.
- Confío en que me advertirás si me desvío del camino...Cuento con eso
- Más te vale... - siseó
Kairon se levantó para tomarla en brazos con cuidado para llevarla hacia el palacio al estilo nupcial.
- Avisa a los demás que la encontramos - pidió a Arak quien asintió mientras el príncipe y el león pasaban a su lado con su tesoro más preciado.
Su esposa, su compañera...
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