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La Preocupación del León

Yaina se envolvió en su bata y en un chal antes de abrir un círculo mágico en la habitación de la emperatriz en el palacio de descanso cuando los rayos del sol comenzaban a aparecer en el cielo del amanecer en Yamain.

Kairon dormía profundamente en la cama y no quería molestarlo. Había sido la primera noche en la que el joven pudo dormir apropiadamente sin tener que doblar sus piernas o acomodarse en los sillones del carruaje. Aunque era un carruaje de viaje, mucho más ancho que los usados para desplazarse en la ciudad, su esposo medía sobre metro ochenta e insistía en dormir abrazado a ella por lo que su descanso había sido pobre en comparación a su habitación en la mansión ducal.

Sonrió dando un paso al interior del círculo cuando la voz ronca de Ducalyon la sorprendió.

- ¿Dónde vas, gatita? - le preguntó usando el cuerpo de Kairon con los ojos brillando mientras apoyaba la cabeza en el brazo observándola con atención.

- Voy a dar un paseo al jardín... - le dijo con una sonrisa - No despiertes a Kairon. Estaba cansado.

- Te acompaño - le dijo dejando fluir las estelas para materializarse cerca de ella en la forma del león mientras los ojos de Kairon se cerraban y se acostaba nuevamente.

Ambos cruzaron el portal y salieron cerca del jardín de la mansión de descanso, pero lo suficientemente alejados de la entrada para no ser vistos por guardias imperiales o sirvientes. Caminaron algunos minutos disfrutando de la brisa fresca y de los primeros rayos de sol uno junto al otro hasta llegar a un pequeño estanque artificial rodeado de pasto y flores.

- Vaya, es muy hermoso - dijo Yaina sentándose cerca de la orilla, en el pasto y Ducalyon se echó a su lado mirando el agua moverse apoyando la cabeza sobre sus patas delanteras.

Yaina lo observó sonriendo y usó su costado para apoyar su espalda, pero el león se movió aumentando su tamaño de manera que la joven quedó protegida apoyada en su costado semi cubierta por sus patas traseras como si la cubriera con su cuerpo y la joven se acomodó agradecida ya que aún podía ver el agua.

- Gracias, Cal - le dijo con suavidad consciente de que el león tenía un buen oído.

Escuchó al león bufar y se rio.

- Sé que están preocupados por mi - le dijo finalmente - No deben estar tan angustiados...Los tengo a ambos y sé que me protegerán... - Ducalyon ronroneó y Yaina sintió la vibración recorrer su propio cuerpo.

- Es Kairon el que me preocupa. - le dijo con la mirada perdida en el agua - Sé que siempre se ha cuestionado si sus habilidades son suficientes para hacerse cargo del trono – suspiró - Aunque se lo he asegurado varias veces, puedo sentir su temor...No sé cómo ayudarlo a confiar más en él sin ponerme en evidencia. Prometí seguir con la misma actitud que usaba en Corelia hasta que conozcamos a los nobles de la corte...

Yaina se acomodó la manta y resopló.

- No conozco muchos de los protocolos y etiqueta de Yamain, excepto lo que aprendí con mi padre en nuestros viajes o con Alex en sus visitas como embajador...No quisiera avergonzar a Kairon por un error tonto...

Ducalyon ladeó la cabeza para frotarla con la suya como negando ese argumento y Yaina sonrió.

- Soy un mago – reconoció - somos más dispersos que un noble común... - el león gruñó - Sé que como Esthla era maga también, pero hacía pociones, ahora tengo alas... Tengo que aprender a moverme por mí misma, ustedes no podrán estar siempre a mi lado...

El león volvió a gruñir.

- Tengo a Arak, Kairon te tiene a ti y a Don, pero no puedo tener miedo de los nobles o la corte... - miró al león con curiosidad - Necesitamos aliados...nobles en los que podamos confiar... ¿Quién se te ocurre? - Ducalyon no respondió - Estamos en desventaja...Kairon y tú han estado lejos de la corte por mucho tiempo. No los conocen y por ende no sabemos en quien puede confiar. Tenemos que diseñar un plan para conocer la lealtad de cada noble, pero yo no puedo participar en el consejo por ahora...

Yaina se giró de nuevo para observar al cielo.

- Sé que no será fácil como princesa extranjera, pero creo que la cercanía de mi familia con el emperador Darion podría jugar a favor si lo usamos bien... - el león suspiró y la joven se rio - A veces me gustaría que pudieses hablar conmigo en tu forma de león y así charlar sin que tengas que usar el cuerpo de Kairon cuando quiero hablarte - Vio cómo su expresión se desalentaba - No, no - se apresuró a decir, acariciándole - No me estaba quejando, no es malo, sólo es en ocasiones, como ahora. Cuando salimos solos los dos...Es aburrido salir en una cita y que sólo uno hable.

Ducalyon abrió los ojos sorprendido y Yaina se rio.

- No puedo decir que somos sólo amigos - le dijo divertida - Soy tu compañera y de Kairon. Incluso me comparten ¿No crees que debo darle tiempo a cada uno? - El león la observó con intensidad - Me gusta hablar contigo cuando estoy preocupada porque me calmas y me escuchas. Kairon tiende a preocuparse mucho antes de que siquiera pueda terminar de hablar...Pensé que si podía contarte lo que me preocupaba podrías ayudarme a encontrar una solución para ayudar a Kairon. Tenemos que estar a su lado ¿No lo crees?

El león asintió con la cabeza.

- Sé que pensarás en algo y me ayudarás a preparar un plan que nos permita apoyarlo - le dijo acomodándose a su lado - Yo estaré bien si ustedes están a mi lado y les ayudaré en lo que pueda - dijo con una sonrisa - Lo único que pido es que no me alejen... Todo esto es nuevo y sólo los tengo a ustedes...

Ducalyon comenzó a ronronear nuevamente para adormecer a Yaina quien cerró los ojos perdida en la cercanía del león quien liberó las estelas para cubrirla.

Miedo

Kairon corrió hacia el pasillo de las cámaras del emperador cuando Arak entró apresurado.

- Los guardias imperiales no la vieron salir - le dijo tenso.

- Don y Lucy están revisando el segundo piso - le dijo Kairon vestido con una larga bata que llegaba hasta el suelo y el pantalón del pijama.

- No está aquí, alteza - le dijo Don caminando hacía ellos seguida de Lucy.

- Arak, buscaremos en el exterior – ordenó - Llama a los escoltas. Don, Lucy busquen en el resto de las habitaciones de las cámaras privadas