19. UN ENCUENTRO.

POV. CHARLIE.

El frío aire del valle acariciaba mi pelaje mientras corría. Era la primera vez en mucho tiempo que Kiara y yo salíamos de verdad, libres de los muros de la posada o del castillo. Necesitábamos este momento, este escape. Habíamos estado encerradas en nuestra propia mente durante semanas, procesando el dolor, la humillación y el caos.

Pero ahora, aquí, solo existíamos nosotras y el viento.

Al cruzar la frontera, sentí otra presencia.

Kian estaba cerca.

Pude reconocerlo por su olor y ese calor que invadía mi cuerpo cuando estaba cerca.

Las personas de la manada solía hablar de él, de su fuerza, de su dominio como Rey Alfa.

Pero ahora, frente a Kiara, no era más que un lobo curioso, observando desde la distancia, cauteloso pero intrigado.

Kiara se detuvo, su mirada estaba fija en él, podía sentir como mi hermosa loba se tensaba y se relajaba en un mismo segundo. Kian era imponente, su pelaje n***o brillaba bajo la luz de la luna y sus ojos dorados parecían perforar la noche. Pero no había amenaza en su postura, solo la misma curiosidad que Kiara compartía.

Luego de hablar con Damián cuando regreso a la manada, le conté lo que mi lobo quería y accedió enseguida, dos noches después él había ordenado que liberaran una de las fronteras seguras para nosotros.

Él se acercó lentamente, cada paso que daba parecía muy calculado. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, rozó su hocico contra el de Kiara, en un gesto de respeto y conexión. Para mi sorpresa, Kiara respondió, presionando su hocico contra el suyo. Era un lenguaje que no necesitaba palabras, un entendimiento entre ellos.

Sonreí, tenía que estar feliz por ella, al menos Kian la aceptaba y no pensaba que ella era solo una herramienta para su beneficio, con eso en mi mente sentí que mi pecho se hundía hasta mi estómago.

Pronto, ambos estaban corriendo, jugando como si fueran cachorros. Era extraño sentir tanta libertad, tanto alivio. Kiara saltaba sobre él, lo derribaba, y él hacía lo mismo, ambos riendo en nuestras mentes.

Por un momento, me olvidé de todo: de Damián, del refugio, del dolor, de mi tía y mi prima, de que mi madre estaba enferma y secuestrada, me olvide de las humillaciones pasadas, de la pena de una vida tan llena de dolor y de mi falta de memoria.

Solo existía este instante.

Solo existía esa libertad que corría por mis venas como si siempre hubiera estado conmigo.

Finalmente, llegaron al lago. Bebieron agua en silencio, el reflejo de la luna iluminando sus figuras. Se acostaron juntos, lado a lado, compartiendo el calor y la tranquilidad de la noche.

Fue Kian quien rompió el silencio primero.

—Charlie y Damián han pensado en rechazarse, ¿no? —dijo, su tono era serio pero no acusador.

Kiara suspiró en mi mente antes de responder.

—Sí. Creo que ambos lo hemos sentido. Pero sabemos que no es lo correcto. Ellos son... compatibles. Aunque sean obstinados, aunque tengan miedo.

—Debemos hacer algo para evitarlo —añadió Kian, moviendo su cabeza para mirarla—. Ellos no lo admiten, pero se necesitan.

Kiara asintió, y su decisión se fortaleció en mi interior. Antes de que pudiera procesar más, sentí cómo ella tomaba el control completamente. Su energía era intensa, una fuerza que no podía resistir. No me di cuenta de lo que planeaba hasta que ya estaba sucediendo.

Sin previo aviso, bloqueó mi conexión con ella.

POV. DAMIÁN.

Había disfrutado cada segundo de cada instante desde que nos cruzamos con Kiara y Charlie, era una loba hermosa, grande, imponente, fuerte, de mirada penetrante, tan hermosa como Charlie, Kian y yo no pudimos resistirnos, quería abrazarme a Charlie de nuevo esta noche y lo iba a hacer, pero luego Kian simplemente me bloqueo.

Lo hizo por esa estúpida y seria conversación que estaba teniendo con Kiara, sobre la real posibilidad de que Charlie y yo nos rechazáramos.

Lo iba a castigar severamente cuando me dejará volver.

POV. NARRADOR.

Kiara se inclinó hacia Kian y comenzó a lamer su hocico. No había palabras, no había dudas. Lo siguiente que paso fue que ambos lobos estaban envueltos en un ritual primitivo, uno que ni Charlie ni Damián se imaginarían o tal vez sí, porque si ellos tuvieran la oportunidad estarían haciendo lo mismo, pero en ese momento no podían detener ni intervenir el apareamiento intenso de sus lobos. Era como si sus instintos hubieran decidido que este era el camino para equilibrar lo que ellos dos no podíamos enfrentar.

Cuando terminaron, Kiara rio en la mente de Charlie, satisfecha y relajada. Kian también lo hizo, y tenía una calidez que nunca nadie podría imaginar que un lobo como él pudiera expresar. Antes de regresar a su forma humana, Kian hizo una pregunta que resonó profundamente en Kiara.

—¿Has escuchado las voces? Las que no son de la conexión entre nuestra manada.

Kiara inclinó la cabeza, considerando su pregunta antes de responder.

—Sí, las he escuchado.

—¿Cómo? ¿Por qué? —estaba confundido y sorprendido—. Ustedes son renegadas, no tienen manada y Damián aún no las acepta como compañeras, ni como Lunas, tampoco han hecho la ceremonia de unión, ni de Reina Luna, yo no... No entiendo.

—Es algo que Charlie y yo compartimos —dijo Kiara suavemente, acercándose a Kian para mostrarle cariño ante su confusión—. Esas voces son un llamado, algo más profundo. Son las voces de las personas que los rodean en el momento que más se necesitan. Justo en ese momento, algo más allá de lo normal se activa y es como una alerta, para que se encuentren, para que se apoyen. Lo que tienen ellos dos no es solo un vínculo destinado. Es... un vinculo especial.

La palabra "especial" flotó en el aire mientras ellos cambiaban de forma.

Cuando Damián y Charlie volvieron a su forma humana y se separaban, era como si nada hubiera pasado.

Pero algo dentro de ellos dos sabía que no era cierto. Algo había cambiado, y ninguno estaba seguro de lo que significaba.

Cuando Charlie volvió al refugio, sintió el peso de todo. Kiara estaba tranquila, satisfecha con su decisión. Pero ella no... Ella se sentía más confusa que nunca.

Damián estaba en su oficina, y sentía a Charlie más intensamente en su corazón, pero ahora también estaba esa conexión extraña, ese entendimiento con Kian a través de Kiara.