POV. CHARLIE.
El refugio estaba iluminado con luces cálidas, y aunque el ambiente seguía siendo pesado, había pequeños destellos de esperanza. Algunos niños comenzaban a sonreír tímidamente, y eso era suficiente para llenarme el corazón. Otros por el contrario estaban pegados a mí con tanta tranquilidad que casi parecíamos familia.
—¿Y entonces qué pasó? —preguntó una niña con grandes ojos marrones, aferrándose a una manta mientras me miraba con atención.
—Entonces, el lobo más valiente de todos decidió que no importaba cuán grande fuera el peligro, siempre protegería a quienes amaba —les dije, mi voz era suave pero firme. Era una historia que inventé en el momento, pero los pequeños parecían cautivados.
De repente, lo sentí, su olor, su calor, Kiara estaba gimiendo y arañando desesperadamente en mi cabeza, mi estomago se lleno de cosquillas y trague el nudo grueso para ocultar todas esas emociones.
No podía volver a caer.
Cuando me giré, vi a Damián en la entrada, observándome con una intensidad que hizo que mi corazón diera un vuelco. Sus ojos brillaban con algo que no podía descifrar del todo.
—Niños, vuelvo en un momento —les dije antes de levantarme y acercarme a él.
—Parece que has estado ocupada —comentó, su tono era neutral, pero su mirada permanecía fija en mí.
La diferencia de altura entre nosotros, me obligaba a levantar mi rostro y a él a bajar la mirada.
Intento acariciar mi mejilla cuando levanto su mano, pero di dos pasos atrás.
—No podía quedarme sin hacer nada. Ellos… necesitaban ayuda —me encogí de hombros, tratando de restarle importancia, aunque por dentro sentía una oleada de orgullo por lo que habíamos logrado.
Además no tenía intensiones de tener una conversación seria con él. Para mí, ya no teníamos nada de que hablar sobre un "nosotros" que nunca existió.
—Sí, los pobres fueron atacados brutalmente.
—¿Ya saben quién fue?
—Aún no, tenemos pistas y los demás Alfas estarán ayudando, en dos noches nos reuniremos todos para organizar un plan de ataque y acabar con estos renegados de una vez por todas.
—¿Los Alfas de las otras manadas vendrán? —pregunte más bien asustada, sabiendo lo que eso implicaba.
—Sí y agradecería mucho si puedes ayudarle a Nina con...
—¡No! —respondí enseguida—. No... Eso no es mi deber, no soy la Luna de esta manada —dije con firmeza sintiendo algo de resquemor en medio de mi pecho y viendo como Damián se enderezaba con algo de rabia y me miraba fijamente—. Yo... prefiero quedarme con los niños y los ancianos, ellos me necesitan más.
—Son muchos Alfas y Nina...
—Tienen a los omegas del castillo y de la casa de la manada, eso debería ser suficiente.
—Charlie, eres mi compañera destinada.
—Respecto a eso, no creo que tengamos que hablar sobre lo que es obvio —endurecí mis palabras y Damián su mirada.
Damián asintió lentamente, como si estuviera evaluando cada palabra que decía.
—La manada está empezando a verte de otra manera.
—¿Y qué? En mi lugar puede llegar otra Luna y... —No sabía qué me llevó a hacer esa pregunta, pero una vez que salió, no pude retirarla.
Él pareció sorprendido por un instante antes de recuperar su compostura.
—Charlie, yo... Creo que necesitamos tiempo, siempre he estado solo y... No se lo que es tener a alguien a mi lado, tampoco lo busque nunca y sigo teniendo muchas dudas, nuestros celos llegaron antes de reconocernos como pareja y si eso no...
—Si eso no hubiera sucedido, entonces seguirías siendo libre. No me necesitas, ambos lo sabemos y se vuelve más fácil cuando lo dices en voz alta —dije con firmeza y le di una sonrisa llena de dolor, que esperaba que no notará.
—No es lo que quise decir.
Sus palabras eran ambiguas, pero su tono dejó entrever algo más profundo. Antes de que pudiera responder, un guerrero entró corriendo al refugio.
—Alfa, hemos detectado más movimiento cerca de la frontera sur. Parece que los renegados están reagrupándose.
Damián tensó la mandíbula, volviendo al modo líder al instante. Me miró una vez más antes de girarse hacia la puerta.
—Charlie, hablaremos después —y con eso, desapareció en la noche.
Me quedé allí, viendo cómo se iba, con una mezcla de frustración y algo más… algo que no quería admitir.
Hablaríamos después, sí, pero también sabía que lo que fuera que estaba creciendo entre nosotros no podía esperar mucho más.
Mi cuerpo parecía necesitarlo.
"Tienes que confiar en él" Dijo Kiara en mi cabeza, podía sentir el dolor en su voz.
"¿Confiar? ¿Por qué?"
"Es nuestro compañero, la Diosa Luna..."
"Kiara por la Diosa, sabes que el nunca nos quiso"
"La Diosa Luna nos puso en su camino y nosotras..."
"Tengo que hacer mi vida y eso no será junto a un Rey, mi madre me necesita"
"Si lo rechazas, tal como tienes pensado hacer, nos mataras de dolor y muertas no podremos ayudar a tu madre"
Guarde silencio sabiendo que tenía algo de razón.
"Muchos lobos han sobrevivido sin su compañero" Dije con firmeza.
"Para luego volverse completamente locos e inestables" Gruñí, porque ella tenía razón.
"Bueno, definitivamente podemos rechazar a nuestro compañero destinado y luego conseguir un compañero elegido"
"¡Claro, claro! Y así ganarnos un castigo de la Diosa Luna porque ir contra sus designios"
"Kiara, no quiero esto, quiero una vida tranquila"
"¿Y si no estás destinada para eso? ¿Y si estás destinada a algo más, algo más grande, algo digno de ti?"
"Deja de decir locuras y...
"Una noche" Dijo casi en un ruego.
"¿Qué?" Le pregunte muy confundida.
"Solo te pido una noche para mí y para Kian, su lobo, danos una noche antes de rechazar al Alfa y prometo que no volveré a decir una palabra, creo que al menos eso me merezco"
Sí, definitivamente Kiara estaba lastimada, yo también, podía sentir el dolor, la impotencia y la debilidad de mantenerme tan alejada y distante de mi compañero, pero no podía forzar algo que no iba a suceder.
"De acuerdo, una noche, eso es todo, será antes de que se reúna con todos los Alfas, no sabemos si nos cruzaremos con ellos y le cuenten todo lo que... —trague el nudo grueso lleno de humillación—. No sabemos si ellos me vean y le cuenten que fui su puta por mucho tiempo, no tengo ganas de ver su rostro decepcionado por tener una compañera usada y gastada"
"Si ese es el caso, entonces los que deberían estar humillados y avergonzados, deberían ser esos Alfas que se prestaron para usarte a su antojo, como si fueras un juguete que se toma y se deshecha, faltaron a su palabra de Alfas de proteger a todo aquel lobo vulnerable"
Reí para mi misma y para ese momento, ya todos los pequeños estaban durmiendo, algunos habían sido adoptados por familias de la manada del rey y los otros reubicados con sus padres o familiares más cercanos, sin embargo allí en el refugio seguían quedando varios niños solos.
Eso me removió por dentro los recuerdos más crudos y dolorosos de mi niñez, los pocos que tenía, de pronto mis ojos se quedaron pegados a una pequeña que tenía entre sus manos una manta verde oscuro y un peluche abrazado.
Fue como un golpe de recuerdos, mis manos comenzaron a temblar y mi pecho dolía, sentía que todo me daba vueltas, entonces una voz me hizo regresar.
—Charlie, Charlie — era Ethan, traía una bandeja de comida y me miraba preocupado—. ¿Estás bien?
—S-sí —le respondí suavemente.
—Te traje la cena, porque Nina dijo que no volverías al castillo.
El castillo, el recuerdo se había sentido tan claro como el agua, yo con mi pelo largo y trenzado corriendo por los pasillos del castillo con alguien detrás mío, pero no estaba triste, al contrarío reía tanto que salían lagrimas de mis ojos.
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