POV. CHARLIE.
Estaba sentada junto a la camilla, Amelia se había quedado en una de las pequeñas casas de paso de la manada del Rey, mi prima Lizeth no paraba de enviar mensajes.
Estaba molesta y una de las fotos me partió el corazón.
¿Cómo pude ser tan torpe y olvidar por completo a mi madre?
El celo me había mantenido en un transe.
—Hola —una chica con mirada dulce entro a la habitación.
Me puse de pie enseguida y sonreí levemente.
—Soy Nina, la Beta de la manada y... El rey me envió para que tu puedas ir a descansar.
—Gracias, pero no es necesario, quiero estar aquí cuando ella despierte.
—Te prometo que la cuidare bien, pero debes dormir, llevas aquí más de 10 horas.
—Yo no...
—Sí, si puedes, ve.
Ella me tomo de los brazos, me empujo suavemente y antes de cerrar la puerta de la habitación de Miri, apretó mis mejillas y luego puso su dedo en la punta de mi nariz.
Me quede mirando la puerta cerrada confundida y sorprendida, pero esta se abrió de repente y su voz cantarina y sus ojos grandes y brillantes me miraron.
—Por cierto, afuera esta el auto que te llevará al castillo, duerme 8 horas y regresa aquí.
Volvió a cerrar y yo... Bueno yo simplemente empecé a caminar, no tenía opción de ir a otro lugar, porque no sabía en que casa estaba Amelia, tendría que averiguarlo para vivir junto a ellas, por el momento una ducha y una cama sonaban bien, así que deje que el auto me llevara de regreso a ese hermoso castillo.
Todo estaba en silencio, era casi tenebroso, pero cuando mirabas el lugar eran tan lindo que cualquier miedo salía de tu cuerpo, era confuso, porque se parecía al Rey Alfa, misterioso, producía miedo, pero cuando lo escuchabas, cuando lo mirabas, solo podías ver lo hermoso que es.
¿O tal vez solo lo digo porque soy su compañera?
Estaba subiendo las escaleras y una omega apareció de la nada en la parte alta de la escalera.
—Hola, hemos preparado comida para usted, por favor llámenos cuando quiera cenar y la ropa lista esta sobre la cama.
—Gracias —sonreí—. ¿Puedes decirme cual es mi habitación? —pregunte tímida y algo incomoda.
Mi teléfono empezó a vibrar de nuevo cuando ella estaba por responder.
—Lizeth — conteste, porque solo había una persona que me llamaba.
—¡¿Dónde carajos estás?! Llevas perdida días, hubo un ataque a la aldea y...
—En el castillo del Rey —dije como si fuera lo más normal del mundo, ella se quedo en silencio y yo no dije nada más.
No estaba diciendo mentiras, pero tampoco la verdad completa.
—¿Qué haces allí?
—Te dije que estaba enferma, me estuvieron cuidado —eso tampoco era una mentira, sonreí y me mordí los labios.
—¿Estás con el Alfa? —titubeo para hacer la pregunta.
Y yo titubee para dar la respuesta.
—Sí —mas cerca de lo que ella desearía.
—Tu madre...
—Durante dos días no respondí, ¿Qué hiciste Lizeth? ¿Acaso asesinaste a tu tía? —pregunte con más arrogancia de la que hubiese querido usar.
—Perrx —dijo con rabia.
—Quiero que me regreses a mi madre.
—Preséntame con el Alfa —ataco.
—Hecho —dije mirando la puerta que la omega me indico y me confundí.
Colgué la llamada y mire a la omega.
—Pero esta es la habitación del Alfa y esta mañana...
—Cambio de parecer, por favor no lo juzgue, nunca a dormido con nadie, llevo 5 años trabajando en este castillo y siempre hemos sido las mismas 5 personas.
—Claro —sonreí.
Entre en la habitación y los recuerdos, el olor de él y su calor se sentían en el aire, todos golpeando mi cabeza una y otra vez, era fantástico, delicioso, y un poco excitante también. Vi la ropa sobre la cama y tome la ducha rápidamente, me cambie y me senté en la cama, abrace una almohada y poco a poco me fui quedando dormida.
—¿Mami, dónde estás?
—¡Por aquí, Charlie!
—¡Mamá!
—Hija —la voz de un hombre me llamo y lo busque pero solo habían luces blancas—. Toma la mano de tu amigo y corre —dijo con firmeza en su voz—. No confíes en nadie que no sea él —mi pecho empezó a sentirse agitado y dolorido.
—¿Papá? ¿Eres tú?
—¡Corre, Charlie, corre!
—¡Papá, mamá! —grite con fuerza, sentí miedo.
Podía sentir las lagrimas recorriendo mis mejillas, pero no podía despertar, de pronto mi cuerpo fue tirado a un lado y me abrazo un calor reconfortante.
—Guarda silencio y no salgas por nada, no importa que veas —era la voz de un niño.
—¿Por qué?
—Si te ve, te asesina y le prometí a tu padre que te cuidaría —acaricio mi mejilla y me sentí mejor.
Escuche muchos gritos, cosas rompiéndose por todas partes, el llanto de una mujer y luego el de un niño, la puerta del pequeño lugar en el que yo me escondía se abrió y no podía ver su rostro, pero sabía que estaba llorando, sus gemidos me lo decían.
—¡Vete! —dijo llorando.
—Pero tú...
—¡Vete ahora que tienes tiempo! —me empujo afuera y me dio una mochila—. Perdóname, hice lo mejor que pude, adentro esta la dirección de tu tío, el es tu ultimo recurso, pero te puede ayudar.
El niño me empujo hacia la puerta, con fuerza, con rabia, con dolor, con miedo, ambos nos sentíamos igual. De pronto estaba al borde de una abismo y recibí un ultimo empujón.
Sentí como caía y el miedo me despertó, salte sobre la cama y estaba bañada en sudor. Fue un sueño, solo un sueño.
Uno que se sintió demasiado real.
Mire la hora en el celular y eran cerca de las 10 de la noche, no había comido y mi estomago rugía, tenía sed y algo de frío por la confusa pesadilla.
¿Podría ser un recuerdo? O solo era producto de mi imaginación y los últimos acontecimientos.
Tome una sudadera que estaba sobre el sofá de la habitación, primero la olí y sonreí como tonta recordando al dueño de ese olor, mi cuerpo se sintió mejor automáticamente.
Baje la escalera y mi loba me hablo.
"No era una pesadilla, estas recuperando la memoria"
"¿Cómo lo sabes?"
"Charlie, tienes que confiar en Damián"
"Apenas lo conozco y avanzamos 3 pasos, pero retrocedemos 5. Ni siquiera se si quiere ser mi compañero"
"No te ha rechazado"
"Pero tampoco me ha aceptado y esta toda esta situación con Lizeth, ella tiene a mi madre"
"Si te vuelves la Luna del Rey Alfa, ella no tendrá nada contra ti."
"Primero debo hacerme Luna"
Kiara gimoteo y sonrió, yo respondí esa ligera sonrisa, ambas teníamos la ilusión de ser amadas al fin, pero yo era la parte racional, tenía que mantenerme centrada y no hacerme ilusiones sobre supuestos.
Escuche unas voces cuando llegue a la planta baja y me causo curiosidad, podía deducir que no eran los Omegas, pues por la hora ya deberían estar dormidos, así que lo más probable es que fuera el Alfa y tal vez eso no era tan malo, tal vez hablar y poner las cartas sobre la mesa sería lo mejor para ambos.
—¿Es tu compañera? ¿Esa renegada? —pregunto con desprecio el Beta Ethan.
—Es una chica dulce —respondió Nina.
—Sigue siendo una renegada —Ya. Estaba claro que Ethan despreciaba a los renegados.
—La voy a tomar como mi compañera y Luna —El Rey Alfa los interrumpió a las dos y Kiara y yo estábamos saltando de emoción y alegría, sentí mis piernas y estomago llenos de felicidad y emoción, una cálida felicidad—. Durante los días del celo y hoy...
—Lo sentiste —dijo Nina casi de manera picara.
—Y lo voy a usar a mi favor —su tono cambio y se volvió más sombrío.
—Es tu compañera destinada —ataco molesta—. No puedes ir en contra de los designios de la Diosa Luna.
—No lo estoy haciendo, la voy a aceptar.
—¡Pero no por las razones correctas! —esas palabras de Nina, fueron como una daga de plata atravesando mi pecho.
Toda emoción, felicidad y calor se fueron al carajo y solo había dolor y sombras, además de un frío que me tenía aturdida.
—Me sentí más fuerte, más veloz, pude escuchar mejor, ver mejor y oler mejor, mis instintos, mi fuerza... Luego de dejar a Amelia en la casa de paso fui a correr y lo que logre hacer fue...
—Indescriptible —completo el beta Ethan.
—Lo fue —sonrío, lo estaba viendo a través de la ligera ranura de la puerta—. Entonces, si la hago mi compañera y Luna, estoy seguro de que mi fuerza se va a multiplicar y que así podre ser mejor rey de lo que ya soy.
Sentí el calor de la lagrima cayendo por mi mejilla y la limpie rápidamente. Suspire y me deje caer de rodillas, apreté el suelo con fuerza y gemí de dolor, mi pecho se sentía como rompiéndose, mis manos estaban frías y mi estomago era un nudo, no podía respirar bien.
—¿Alfa te sientes bien? —pregunto Ethan y supuse que era porque yo no estaba bien.
—No, yo siento... Ella... Algo le pasa a ella —sus palabras me hicieron despertar y ponerme de pie con dificultad.
Empuje la puerta con fuerza, aún con las lagrimas rodando por mis ojos, mi pecho agitado y el dolor por todo mi cuerpo, lo mire fijamente ignorando la presencia de los betas.
—De acuerdo, acepto. Te acepto como mi compañero —dije con los dientes muy apretados—. Si tu me necesitas como compañera solo por los beneficios que eso trae, entonces yo te acepto como compañero por la misma razón, te voy a usar para lo que necesito y prometo no ser una molestia —aquellas palabras se sentían terriblemente dolorosas y en mi cabeza Kiara no paraba de llorar—. Quiero dormir en mi propia habitación, puedes usar a otras lobas para complacerte y solo estaremos juntos cuando lleguen nuestros celos. No voy a ser un estrobo en tu camino y espero que tu no lo seas en el mío.
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