POV. DAMIAN.
Tuve que tomar una ducha de agua fría.
No por mi celo, pues este había terminado en la madrugada cuando me desperté por los gemidos y el llanto de Charlie entre sueños, aquello me tomo por sorpresa y por instinto empecé a acariciarla hasta que se calmo. Kian mi lobo estaba gruñendo, algo pasaba por su cabeza, pero no quería hablar con él así que decidí mejor bloquearlo por un rato.
"Alfa, algo sucedió y no te va a gustar" —la voz de Ethan mi Beta resonó en mi cabeza.
"Más te vale que sea serio o...
"Llevas dos días encerrado con tu compañera, solo pides comida y agua. Créeme, lo ultimo que yo querría es interrumpir el celo de la futura Reina de las manadas"
Sus palabras sonaron tan serias, que simplemente mi mente empezó a trabajar rápidamente y la realización de la situación con la chica que estaba a mi lado me golpeo con fuerza.
"Es Miri, la posada fue atacada, esta herida y algunos otros miembros renegados fueron heridos. Además dejaron... Un cuerpo, como mensaje"
De todo paso por mi cabeza, menos que la posada de los renegados fuera atacada, eran una pequeña comunidad dispersa por los alrededores de la frontera de mi manada, inclusive algunos vivían entre los humanos porque simplemente se negaban a pertenecer a una manada y no tenía problemas con ellos, porque eran tranquilos y no les gustaba el conflicto. Pero también había un grupo de renegados, con bastantes en sus filas, que al contrario odiaban todo lo que tenía que ver con el reino, sus normas y el consejo de ancianos. Rechazaban todo lo que tenía que ver con las tradiciones y de vez en cuando atacaban, pero que atacaran a una comunidad tranquila, eso era de lo más extraño.
Salí desnudo de la ducha, apenas me seque y atravesé la habitación, Charlie estaba sentada en la orilla de la cama con algo de mi ropa puesta, se puso de pie rápidamente cuando me vio, pero sus mejillas se pusieron muy rojas cuando se dio cuenta que estaba desnudo.
—Cogimos durante dos días, creo que conoces mi cuerpo muy bien —más bien la estaba regañando.
—Me voy —dijo suavemente, mientras yo terminaba de vestirme en el armario.
—¡¿Qué?!
—Me voy —susurró esta vez un poco más alto.
Cuando confirmo lo que yo creí escuchar, apreté mi mandíbula tan fuerte, que creí que se iban a estallar mis dientes, por alguna razón sentí miedo y mi respiración se volvió irregular.
—No necesito estos problemas ahora —escupí molesto y metiendo entre mi pantalón mi cuchillo de plata.
—Lo de anoche fue...
—Eres mi compañera, soy el Rey Alfa, tu deber es permanecer a mi lado y...
—No —dijo mordiéndose los labios y jugando con sus dedos, ni siquiera era capaz de mirarme y eso solo causo más frustración en mí—. Toda la vida me han dicho que hacer. Es evidente que no me quieres como tu compañera, me quieres en otra habitación y lo de anoche fue solo sexo, fue por causa del celo y aún sigo sin entender porque lo tuve antes de... Tantas cosas que se suponen que deben pasar para tenerlo, pero paso y yo debo volver a mi vida.
—¿Esperas que te rechace? —levante mi ceja cuando le pregunte aquello, parecía orgulloso, pero en realidad mi corazón estaba a punto de estallar.
—Yo... —Pero la vibración de un celular se hizo eco entre los dos, mire al suelo buscando el origen y de pronto Charlie se agacho bajo la cama y tiro de un pequeño bolso.
Contesto la llamada.
—Hola. Sí. Sí. ¡¿Qué?! ¡No, no, no! —sus ojos se llenaron de lagrimas, llevo su mano a su boca y sentí un dolor que presionaba mi pecho.
Definitivamente tenía que considerar esto de la pareja destinada, porque sentir y escuchar sus pensamientos, me estaba desgastando, claro que no le había prestado atención durante el celo, porque estaba muy... Excitado y caliente, pero ahora, era fastidioso e incomodo.
—Debo irme —dijo llorando.
—¿No me escuchaste?
—Parece que tu a mi tampoco —susurró, mientras se calzaba esos tacones imposibles.
Me quede mirándola y en realidad disfrute de la vista, era graciosa, pues tenía un pantalón de chándal mío que le quedaba grande, pero caía bien sobre su trasero, una camiseta muy básica con cuello V, que dejaba ver sutilmente su escote y luego esos tacones color plata, se veía entre sofisticada y urbana.
Sexy.
Mi pantalón se apretó, pero salí de mi trance cuando abrió la puerta.
—¡¿A dónde carajo vas?!
—A casa —gimoteo.
—¡No! —tome su mano entre la mía y las chispas fueron una calma—. Este es tu lugar y te ordeno, como tu rey, que te quedes —dije con mi tono Alfa, pero Charlie no se movió, ni un solo centímetro, solo dejo caer una gruesa lagrima y tiro de su brazo para salir corriendo de la habitación.
Mis ojos recorrieron sus pasos, estaba hipnotizado, no pude hablar, ni decir nada, solamente estaba siguiendo sus pasos, caminando tras ella, estaba siguiéndola, había ignorado y pasado por alto mi comando Alfa, simplemente no le hizo nada.
Eso definitivamente no era normal.
Se detuvo frente a la puerta del castillo y miro a lado y lado, no habían autos.
—Son 5 kilómetros para llegar a los taxis más cercanos —dije sin quitarle los ojos de encima.
¡Diosa!
A la luz del sol era aún más hermosa de lo que había estado viendo en mi habitación, su melena roja y abundante brillaba contra el sol, sus pecas que eran pocas se veían tiernas, sus ojos verdes eran tan perfectos, su cuerpo...
¡Diosa!
Me acerque lentamente e intente tomar su mano, pero se alejo.
—Voy a la comunidad de renegados, hubo un ataque, así que...
—¡Lo sé! —Lloró y sentí su dolor, solo quería abrazarla.
—Tu familia, ¿a ellos los atacaron? —pregunte acercándome lentamente.
Solo quería abrazarla y decirle que todo iba a estar bien, pero no podía acercarme de más.
Tengo que mantener el control sobre mis impulsos.
—S-sí.
Mi auto llego y el Beta venía detrás en el suyo, subí a Charlie y me subí en el puesto del conductor, acelere tanto como la SUV me dejaba.
A medida que avanzábamos, no sabía exactamente de quien era la ansiedad que estaba sintiendo, pero podía decir que los dos teníamos el corazón al borde de salir por la boca. A lo lejos pude ver la conmoción del lugar, la posada estaba llena de gente y apreté con fuerza el volante.
—Miri —chilló Charlie y fruncí mis cejas, ¿ella conocía a Miri? ¿Acaso Charlie es una renegada?
Detuve el auto porque no podía avanzar más debido a la acumulación de personas, Charlie no dudo ni un segundo, se bajo del auto y corrió, empujo a las personas y yo simplemente la seguí y cuando entramos a la posada ambos gruñimos al tiempo.
El lugar era un desastre, todos los muebles estaban rotos, los vidrios también, había sangre, algunos heridos tendidos en el suelo y cuando pasamos a la cocina, sobre uno de los mesones metálicos estaba Miri y a su lado su sobrina que era como su hija.
—¡Charlie! —dijo Amelia y salto a su lado, la abrazo y se puso a llorar.
Charlie se inclino cerca de Miri, le tomo las manos y dejo caer lagrimas silenciosas.
—¿Va a estar bien? —pregunto Amelia.
—Y-yo...
—La llevaremos al hospital de la manada, allí le ayudaran a recuperarse.
Los ojos de Charlie se abrieron cuando dije aquello, pero seguía sin mirarme.
—Pero no pertenecemos a su manda, Rey —dijo Amelia.
—¿Lo conoces? —Charlie pregunto entre sorprendida y confundida.
—Sí, es amigo de mi tía, siempre viene por pastel de zanahoria, mi tía dice que solo lo come cuando esta confundido, molesto o triste.
Charlie al fin me volvió a mirar y no podía descifrar que estaba pasando por su cabeza, las voces simplemente desaparecieron.
Ethan entro junto a otros hombres y me miro apenado, pero sabía que tenía algo que decirme.
—Llévenla al hospital de la manada...
—Pero es una renegada —dijo Ethan y gruñí cuando me interrumpió.
—Envía omegas y guerreros para que custodien y arreglen este lugar y los otros lugares afectados.
Ethan estaba sorprendido con mi orden y todos allí también lo estaban, porque definitivamente el silencio me indicaba aquello.
—Tienes que ver algo, Rey.
—Sí.
Seguí a Ethan y caminamos a través de la pequeña plaza, cruzamos por dos casas más y llegamos frente a una pequeña casa de fachada roja y jardín de flores.
Lo que esos bastardos hicieron, fue monstruoso por decir lo menos.
Gruñí.
—Podemos ser los próximos —dijo Ethan.
Mis palabras fueron interrumpidas por los pasos lentos que salieron detrás de mi y Charlie estaba mirando la escena con lagrimas desconsoladas.
—Señor Stan —gimoteo, sentí su debilidad y me estire para ayudarla y sostenerla, metí su rostro entre mi pecho y apreté con fuerza—. ¿Por qué harían algo así?
—Denle santa sepultura a este hombre, limpien este desastre, alisten casas de paso para los renegados que quieran unirse a nuestra manada, no importa si quieren pertenecer o no...
—Pero Alfa —Ethan parecía contrariado.
—Soy el Rey Alfa, mi deber es proteger a todo hombre lobo, eso incluye a los renegados, así no quieran pertenecer a ninguna manada.
—¿También los que hicieron esto? —La pregunta de Charlie me tomo por sorpresa, sus ojos estaba llenos de ira, dolor y por alguna razón, parecían más oscuros.
De pronto Ethan y los guerreros a su lado empezaron a inclinarse adoloridos, como si...
Sí, como si ella estuviera usando un comando Alfa.
—El que obra mal debe recibir un castigo, no protección, los que son buenos, reciben justicia.
—Venganza —dijo con un tono tan poderoso que casi me pongo de rodillas. Luego me dio la espalda para regresar sobre sus pasos.
Mientras se alejaba, sentí una fuerte descarga de adrenalina y fuerza recorrer mi cuerpo.
Vuelvo mis ojos a la escena.
La cabeza del hombre esta empalada en una cruz gigante, su cuerpo esta en otra cruz, la sangre esta por todas partes y en la pared con pintura blanca un mensaje simple y claro.
"Si no están con nosotros, están en contra"
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