Valeria
Me dolía todo.
El labio me ardía, los brazos los sentía pesados, y mi orgullo estaba tan lastimado como mi cuerpo y mi corazón. Porque lo que más me dolía no era el golpe, ni las patadas que me dieron a traición.
Lo que más me dolía eran las palabras.
"Pobres niñas abandonadas".
"Su propia madre no las quiso".
Y aunque intentaba convencerme de que no me importaban, la verdad era que sí lo hacían.
Me dolía y mucho, más de lo que quería admitir.
Pero no iba a llorar.
No frente a ellos.
No frente a nadie. Debía ser fuerte.
Sin embargo, cuando miré a la maestra me sentí apenada por lo que acababa de decir mi compañera de clases. Había sido mi culpa. Todo había empezado porque no pude contener mi emoción cuando Lucía dijo que la maestra Renata no tenía novio, porque la quería para espos……
Waiting for the first comment……
Please log in to leave a comment.