Fernando se limita a ver como ella se preocupa más por el que por ella misma, con ligera decepción.
─¿cómo es que... ─balbucea confundida al verlo de pie, caminando con tanta tranquilidad frente a ella.
Edward pasa de lado de Fernando como si no existiera, pero él intenta detenerlo, hasta que el asistente interviene.
─Ni lo intente, o lo va a lamentar. ─advierte.
─Déjalo pasar. ─dice Ángel aun sorprendida.
─¿cómo se siente? ─pregunta acercándose a ella hasta estar de pie junto a su cama..
─Vi cuando le dispararon, ¿como es que se ve tan tranquilo? ─pregunta indignado.
─Quiero hablar con usted a solas. ─dice girando un poco su rostro, en señal de que se lo dice a Fernando.
─¿qué es lo que quieres?, ¿porque estás aquí? ─pregunta incomoda.
─quiero hablar con usted a solas. ─insiste una vez más.
─No voy a dejarla sola. ─dice Fernando regresando a lado de Ángel y toma su mano. ─Ella no está sola. ─insiste mirando a Edward con el ceño fruncido.
─¿Señorita Torres? ─pregunta una vez más Edward, pero Ángel ve la mano de ella, entrelazada con la de Fernando.
El silencio es incómodo, tanto, que el asistente se ve obligado a carraspear para quebrarlo.
Sin más, Edward se da la media vuelta para salir del lugar, pero justo antes de cruzar la puerta que su asistente abrió para el, Ángel puede ver una pequeña venda cubriendo su muñeca.. Él realmente había sido herido, pero desconocía a qué grado.
─Espere un momento. ─dice y él se detiene en el momento. ─quiero hablar con él, ¿podrías darme un par de minutos, por favor? ─pregunta a Fernando, aún sin soltar su mano.
Quiere saber porque, quiere saber qué es lo que pasó después de que le dispararon, quiere saber cómo es que llegó allí, por que él se ve tan tranquilo y bien, quiere saber porque la querían muerta, quiere saber tanto y siente que esa será la última vez que se verán, y no quiere quedarse con la duda. Pero tampoco quiere soltar la mano de Fernando, había olvidado lo bien que se sentía poder sostener una mano en los momentos difíciles, y su mano es tan cálida, tan suave, y tan fuerte que no quiere soltarla.
─¿estás segura? ─pregunta posando su mirada en ella.
─Solo serán un par de minutos. Por favor. ─dice y este suelta su mano con algo de resistencia.
Fernando pasa tan cerca de Edward que por un momento tanto el asistente, como Ángel se ponen tensos, asumiendo que en cualquier momento se empezaran a golpear como un par de animales salvajes.
No es, sino hasta que Fernando deja la habitación, que el asistente también lo hace, dando paso al silencio incomodo entre Ángel y Edward.
─¿Es su novio?, ¿esposo?, ¿algo?. ─enarca la ceja. ─¿él sabe que usted me besó? ─pregunta señalando la puerta con la mirada.
─¿creí que había muerto. ─espeta con duda, aún confundida.
─Y yo... ─toma una pausa para no escucharse tan molesto como lo está. ─Creí que teníamos un trato. ─camina enojado alrededor de la cama.
─Usted me engañó. Ha estado jugando conmigo a su antojo todo el tiempo, y yo di por terminado su juego. ─se defiende.
─No se de qué habla. Lo único que he hecho es por ayudarla, pero al parecer... ─voltea su mirada a la puerta. ─ya tiene quien la ayude. ─camina a la puerta.
─Solo quería burlarse de mí. ─Dice y él se detiene al llegar a la puerta. ─Lo escuché antes de la conferencia. ─dice y Edward voltea, siendo ahora él quien está confundido.
─¿Qué?... ─camina de regreso a ella.
─Me dispararon, no se quien lo hizo, pero no me importa. Solo le pido por favor, no demande. Dejaré el libro en el olvido, borraré toda evidencia de que alguna vez existió, si realmente quiere ayudarme. ─dice tratando de moverse limitadamente por el dolor.
─¿qué fue exactamente lo que escuchó?. ─pregunta ahora apenado.
─Lo suficiente como para saber que si aceptaba sería una prisionera, que viviria un infierno, encerrada por años, viviendo el mismo infierno en el que al parecer vivió por años. ─dice recordando exactamente todas y cada una de sus palabras, que calaron tan hondo.
─Oh por Dios. ─suelta un suspiro acercándose a la ventana. ─Yo, no...
─No mienta por favor. ─dice molesta con tan solo recordar lo que había dicho él. ─ya es absurdo mentir ahora. ─dice desviando su mirada, evade mirarlo.
─No me di cuenta de que alguien hubiese escuchado, eso no... yo no...
─Lo escuché todo. Sus palabras fueron... ¡Ah, sí!. "Quiero venganza. Quiero casarme con ella, para hacer de su vida un infierno. Cada día que pase, la haré llorar, voy a lastimar su ego, y será mi prisionera, la voy a obligar a vivir mi infierno, el mismo encierro en el que he permanecido por años. Todo por haber escrito ese maldito libro, en el que mi madre es la villana, cuando claramente el infeliz es mi padre.
Edward no es el tipo de persona que se retracte de nada, no sabe como disculparse, pero ahora se siente en la obligación de hacerlo, sobre todo porque la persona con la que debe disculparse ha recibido dos disparos por su culpa.
Mira a su alrededor, un gran sillón color beige de cuero sintético está cerca de la ventana, lo toma y lo acerca a la cama.
─Si lo dije... ─se sienta algo incómodo. ─pero no fue lo único que dije.
Inicio de Flashback.
─Quiero venganza. Quiero casarme con ella, para hacer de su vida un infierno. Cada día que pase, la haré llorar, voy a lastimar su ego, y será mi prisionera, la obligare a vivir mi infierno, el mismo encierro en el que he permanecido por años. Todo por haber escrito ese maldito libro, en el que mi madre es la villana, cuando claramente el infeliz es mi padre. ─dice casi como un gruñido.
─Señor, no debería...
─¿eso es lo que esperabas oír? ─pregunta disgustado. ─¿qué clase de persona crees que soy? ─suelta sus brazos.
─Lo lamento mucho señor. ─Baja la cabeza avergonzado. ─Es solo que... No soy nadie para juzgarlo, sé que es una buena persona, pero lo que su padre...
─El tipo es un desgraciado, eso pensé cuando leí el libro. ─bufa molesto. ─pero al verla...
─Señor, usted...
─Conociste a mi madre, se lo que piensas de las cosas que hago. ─gruñe enojado consigo mismo. ─Si hiciera tan solo una de las tonterías que imaginas, se sentiría avergonzada del hijo que trajo al mundo.
─Entonces... ¿qué es lo que intenta hacer? ─pregunta ahora ya con duda.
─Mi padre hará todo por demandar y llevarla a la ruina, lo conozco.
─Pero si usted le pide que pare la demanda...
─No negaré que lo pensé. ─sonríe con sarcasmo. ─Pensé en afectar su vida tanto, hasta hacer que lamente su sola existencia... Le pedí que me besara. ─dice sorprendiendo por completo a su asistente. El día que la encerré en el ascensor le pedí que me besara y lo hizo, pensé que tal vez solo lo hizo en un acto de desesperación, pero luego le dije que quería una noche con ella...
─Y fue cuando la trajo a casa...
─Sí. ─carraspea avergonzado. ─pero no tuve valor de burlar su dignidad, además, me di cuenta que estaba dispuesta a hacer lo que yo le pidiera por ello. Y después hablé con el abogado y surgió la idea...
─Pudo vengarse de ella esa noche, creí que lo haría en verdad. Aquella mujer estaba asustada, pero luego usted fue...
─La idea era tentadora... ─camina de un lado al otro cual león enjaulado. ─Es bonita, besa bien y... ─suspira nervioso, pero...
─pero...
─No lo sé. ─niega con la cabeza. ─quiero ayudarla... ─suspira. ─y hacerlo en esas condiciones me haría un canalla.
─Señor, pero al casarse...
─Hablé con el abogado de mi padre, quería saber lo de la demanda, y el sacó el tema de mi madre. ¿Sabías que esta casa es parte de mi herencia? ─pregunta extrañado. ─Todo estos años he pensado que la casa era de mi padre, y lo he tolerado únicamente por eso. ─Haré lo que sea por deshacerme de él.
─Lo desconocía señor...
─Mi herencia tiene cuatro condiciones. O cumplo los cuarenta años, me declaro en bancarrota, me caso, o ese infeliz muere. Y te aseguro que por tentador que sea, no le daría el gusto de verme tras la rejas por su culpa. ─bufó.
─Eso es...
─No hay más que eso, y... de todo, casarme es lo menos difícil. ─se gira. ─Todo el mundo se casa, se divorcia y no pasa nada. Fui claro con la señorita Torres, habrá boda, pero nada cambiaría. Todo lo que me pertenece será mío, pero ella sería libre de la demanda, sabes que al ser mi esposa mi padre no podrá demandar aunque lo intente, no por el libro.
─Pero los rumores de la falsa autobiografía serian mas fuertes...
─No me interesan los rumores, solo quiero alejar al asesino de mi familia lejos de mi. Y liberar a esa mujer de la maldad y ambición de mi padre. ─dice frustrado.
─¿Y la señorita Torres lo sabe? ─pregunta suspirando más tranquilo.
─Sabe que debe casarse para librarse de la demanda de mi padre, y que no obtendrá ninguna ganancia de ello. ─asegura.
─¿y cree que será suficiente? ─pregunta ahora preocupado por Ángel, pese a que no sabe mucho de ella, el recordar el día que la vio encogida en el suelo quebrada completamente, siente lástima de ella. ─deberán convivir un tiempo mínimo de seis meses para justificar el matrimonio...
─Es un apuesta de ganar, ganar. Ella evita ser demanda por el infeliz de mi padre, y yo podré sacarlo de mi vida para siempre... Así que lo haré. Me casaré con ella, y pronto todo este desastre habrá terminado.
Fin de Flashback.
─Si hubiese escuchado todo lo que dije, sabría que no era una venganza. ─dice avergonzado. ─Si se hubiese quedado lo suficiente, pudo haber escuchado cuando dije que era un beneficio para los dos. ─dice y solo entonces ella voltea.
─Y, si era algo beneficioso para los dos, ¿quién diablos me disparó? ─pregunta indignada.
─Pero está claro que el trato ya es historia. ─retoma su camino a la puerta. ─Espero se mejore. ─dice dando un par de toques a la puerta.
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