—Cameron —dijo Elisa, suavemente sacudiéndolo para despertarlo.
—¿Hermana? —se despertó, frotándose los ojos despierto—. ¿Estás en casa?
—Sí —ella sonrió—. ¿Me esperaste despierto?
Asintió con la cabeza, todavía con ojos soñolientos. —¿A dónde fuiste?
Se sentó a su lado y le revolvió el cabello, haciéndolo gemir de molestia.
—No el cabello —murmuró en voz baja.
—Deberías haberte ido a dormir si estabas cansado —dijo.
Sacudió la cabeza. —Siempre llegas tarde a casa por tu trabajo. Rara vez estás en la casa porque sigues trabajando por mi culpa.
Ella sonrió. —Y lo disfruto mucho.
Él la miró a los ojos. —También debes descansar a veces, Elisa.
—Lo sé —sonrió suavemente—. Pero solo verte ya me da energía.
Él se rió.
Ella lo empujó suavemente antes de divu……
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