No hubo resentimiento.

Era de mañana y el sol estaba resplandeciente en la ciudad de París.

Junto al arroyo de la piscina del hotel, Elisa se encontraba sentada en un banco de manera casual, mientras no podía evitar mirar la figura de Leo quien exponía todo su torso desnudo, cualquier mujer podría sentirse como si estuviera en una clase de paraíso y ella no era la excepción.

De vez en cuando soltaba suspiros, fantaseando cosas locas en su cabeza sin poder dejar de mirarlo mientras nadaba. Pronto Leo salió del agua de manera encantadora, en su cuerpo se podía admirar las pequeñas gotas de agua esparcidas en su torso, su cabello totalmente desordenado por el agua, los cuales hacían la escena más sexy.

Elisa mordió su labio inferior y cuando se topó con la fría y sensual mirada de Leo, limpio sus babas ……