Trina
El eco de las palabras de Dominic Ivankov seguía resonando en mi mente, acompañado por la intensidad de su mirada y la forma en que su voz se deslizaba entre mis pensamientos.
Me había prometido algo más allá de la monotonía de mi vida, un mundo donde podría ser libre de las cadenas de mi apellido. Y, por más absurdo que sonara, una parte de mí quería creerle.
Me recosté en la cama, mirando el techo de mi habitación en la mansión de los Quintero. Mis hermanos habían reforzado la seguridad después de descubrir que Dominic había patrocinado la gala.
La reacción de Izan fue inmediata, estaba estresado.
—¡Maldita sea! Quiero más guardias, más vigilancia en la mansión y más les vale que lo hagan bien —gritó.
Al oírlo, no pude evitar hacer una mueca de disgusto, porque sus palabras se ……
Waiting for the first comment……
Please log in to leave a comment.