La mañana siguiente amaneció gris y lluviosa, como si el clima reflejara el estado de ánimo en la casa. Sofía bajó las escaleras con paso lento, su rostro una máscara de indiferencia.
Al entrar en el comedor, vio a Lukas ya sentado, su mirada fija en el plato frente a él.
Cuando Sofía entró, levantó la vista por un momento, sus ojos se encontraron brevemente antes de que ambos apartaran la mirada, con un poco de nerviosismo.
—Buenos días —saludó Sofía secamente.
Los demás respondieron con murmullos apagados, se sentó lo más lejos posible de Lukas, temía como podía reaccionar.
—Buenos días, Miss Perfecta —respondió con sarcasmo.
El silencio se instaló entre ellos, pesado e incómodo. Danilo intervino con seriedad.
—Chicos, el abogado llegará en una hora para leer el testamento —anunció Danilo, romp……
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