Lukas levantó la mirada al escuchar la voz de Sofía, su expresión con una mezcla de aparente sorpresa y algo más que ella no pudo descifrar. Por un momento, pareció que iba a levantarse, pero solo acomodó a la mujer en sus piernas besándola con aparente pasión, haciendo que Sofía sintiera un profundo dolor en su pecho. Luego la miró de arriba abajo con desprecio y una sonrisa cruel curvando sus labios.
—Vaya, vaya, miren quién decidió honrarnos con su presencia —dijo con sarcasmo —Bienvenida a casa, hermanastra —, agregó en tono burlón que hizo que Sofía se estremeciera. —¿Te gusta la fiesta? Pensé en darte una cálida bienvenida.
Sofía sintió que el corazón se le encogía en el pecho. Todo lo que habían construido en las últimas semanas parecía haberse desvanecido como arte de magia, no sa……
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