Sienna:
¡Dios! Este hombre no dejaba de mirarme como si fuera el último chocolate de la tierra y yo solo podía sentirme incómoda... Bueno, también llena de anticipación, quería saber qué haría conmigo.
Sacudí mi cabeza y aparte la mirada de sus ojos verdes, para luego poner mi atención en las calles de la ciudad.
Aún estaba mareada y desorientada, no podía luchar con él. ¿Qué haría?
Al principio pensé, que era una buena idea besar a un desconocido. Solo lo hice porque recordé la traición de Jeisson y me llené de tanto enojo que quise desquitarme. Además, el hombre era bastante atractivo y besaba que me mat*ba de pasión, pero al final me detuve.
No podía perder mi virginidad con un hombre que apenas acababa de conocer. Eso era completamente insensato.
Rodee mis ojos, pero era una estúpida. Jugué con el lobo y caí en su trampa. Ahora, estaba encerrada en este auto con dos hombres y no sabía cómo me libraría de esta.
¿Pero acaso lo quería? No respondí a eso y me enfoqué en mis demás preocupaciones.
Caraj*, no sabía ni qué hora era. No lograba enfocar mi visión en mi móvil. Sumado a eso, de seguro tendría varias llamadas perdidas de mi madre y de Amanda.
Ya podía imaginar sus caras llenas de juicio y sus regaños. Definitivamente, me mat*rían.
Gemí mentalmente, pero no me di por vencida. Aún podía intentar escapar, "y si, tal vez, me vomito en su ropa"...
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuche su voz gruesa y atractiva. —Toma esto para tu borrachera.
Observé de la botella de agua, a sus ojos. ¿De dónde la había sacado? Como sea, eso no importaba, se la quité de las manos con enojo.
—Claro, que oportuno de tu parte. —Le respondí mientras desenroscaba la tapa y bebía un largo trago del líquido tan preciado para mi cuerpo.
El hombre me dio una sonrisa ladeada y luego me guiño un ojo. —Mi preciosa niña, tienes que estar consciente para que veas lo que te voy a hacer.
Aspire aire a mis pulmones. Escuchar sus palabras y ver su expresión tan s3xy, hizo que mi cuerpo ardiera en llamas.
—¿Y si..., no quiero? —Le pregunté con voz inestable y cerrando la botella con fuerza.
Él acercó su costado caliente al mío y puso su rostro a centímetros de mi cara. —Pues no te creo, niña.
Abrí mi boca para protestar, pero me vi interrumpida. Él me besó y no fue nada inocente. Fue dur*, caliente y perverso.
Suspire anhelante y lo tome por las solapas del saco para acercarlo más a mi boca. No recordaba que me hubieran besado así en toda mi vida.
Bueno, no tenía una larga lista de novios para juzgar, solo estaba Jeisson, pero él siempre fue tierno conmigo. No como este hombre que reclamaba mis labios con ferocidad y sus manos tocaban sin vergüenza, desde mis caderas, hasta mi trasero.
Inmediatamente, me sentí abrumada por su posesividad. Aparte mis labios de los suyos y lo observé. —Señor, es mejor que me lleve a mi casa.
Su sonrisa mat*dora estaba de vuelta. —Ni en tus dulces sueños.
Caraj*. Estúpido hombre.
*************
Después de un tiempo, el hombre se apartó, dejándome al fin respirar mi propio aire. Solo que permaneció a mi lado y esto me estaba poniendo cada vez más caliente. El calor corporal que desprendía, me hacía imaginar muchas cosas innombrables y solo quería que mi est*pida mente perv3rtida, se detuviera.
Me di una bofetada mental, pero esto no surtió efecto.
En ese momento, el chofer carraspeó y nos observó desde el espejo retrovisor, con una sonrisa pícara en sus labios. —Señor, llegamos.
Sentí mis mejillas calentarse. "Qué vergüenza, él de seguro que vio todo nuestro acto".
—Preston —dijo el hombre a mi lado—. Reserva la habitación de siempre y que sea rápido.
Abrí mis ojos sorprendidos, mientras que Preston, el chofer, salía del auto para hacer justo lo que su jefe le pedía.
Ladeé mi rostro y lo observé con indignación. —¿Siempre hace esto? ¿Tener s3xo con jóvenes al azar?
Él negó y una sonrisa se formó en sus increíbles labios. —Solo vengo al Hotel Plaza por negocios y jamás he tenido esta clase de aventuras. —Acerco de nuevo su rostro al mío—. Tú serás la primera.
Sentí mis mejillas calentarse, pero no quise indagar sobre su último comentario. En su lugar, le dije. —¿Quiere decir que..., usted es una persona importante? —Le pregunté con nerviosismo.
Pero tendría que serlo, ¿no? ¿Por qué, quién venía al Plaza a pagar una noche que costaba más de mil dólares? Me quedaría pobre si lo hiciera.
El hombre de cabello negr* responde. —Trabajo como CEO en una firma de inversión y gestión de activos en Manhattan.
¿Destino, pero en que lío me metiste? Es decir, ¿iba a perder mi virginidad con un CEO millonario?
Mierd*, tenía que escapar de aquí. Mi madre no lo vería con buenos ojos.
De repente, alguien toca ligeramente el vidrio de una de las ventanas, era Preston. —Señor, ya está lista su reserva.
La sonrisa del CEO se hizo más brillante. —Pero qué buena noticia. Vamos, preciosa.
Empecé a sacudir mi cabeza, pero él, sin demora, tomo una de mis manos. Creo que sospechaba que iba a escapar y no se equivocaba.
“Anda Sienna sé que quieres”, dice esa vocecita en mi cabeza. La aparte enseguida. No podía hacer esto.
Salí del auto junto con el hombre millonario, pero enseguida le solté la mano. —Creo que aún estoy mareada y mejor me iré a casa. —Fue mi mejor excusa.
Sus ojos verdes se estrecharon y sin pensarlo dos veces, se acercó en dos zancadas a mí para luego alzarme en brazos.
—Asunto arreglado —dijo él con una sonrisa inocente.
Ahora me tocó el turno de estrechar la mirada, como sea, no luche. Dejé que me llevara al interior del hotel y no pude apartar la mirada de este hombre. Él, por supuesto, no me observo de vuelta, tenía su atención en el camino. De cualquier forma, esto me dio la oportunidad de detallarlo más de cerca y con las luces del vestíbulo, alcance a verlo mejor.
Había algo en él que me atraía como un imán. No sabía si era por el olor de su colonia, o su mandíbula tan marcada. Tal vez, era su manzana de Adán, que se movía con el más ligero movimiento. No, definitivamente era su mirada tan intensa y de ojos verdes. ¿O sería su fuerza? En ningún momento se quejó por tener que cargarme y eso me tenía a mil por segundo.
Tal vez era todo él.
El hecho es que, yo..., jamás había experimentado el s3xo, en ninguna de sus formas, pero sabía cómo se sentía la excitación y mis partes femeninas, vibraban por solo estar cerca de este desconocido.
Así que, definitivamente, quería ver que más sucedía.
El CEO al parecer noto mi escrutinio porque sentí la presión de sus dedos en mi cuerpo y lo escuché inhalar ruidosamente.
—¿Cómo te llamas? —Me pregunto mientras entrabamos en el ascensor. Su aliento mentolado llegó fácilmente a mí.
—Si me llevas a la fuerza, no tengo por qué decírtelo. —No aparte la mirada de sus ojos y él tampoco de los míos.
Una risa ronca hizo vibrar su pecho y traspaso al mío. —Si no hubieras querido venir, te habrías resistido más.
Eso era muy cierto, él me intrigaba y la curiosidad me estaba mat*ndo por dentro. Quería saber lo que era estar por primera vez con un hombre y este me encantaba.
Las puertas del ascensor se abrieron y él avanzó sin apartar la mirada de mí.
—¿Qué edad tienes? —Le pregunté mientras observaba la suite rápidamente, para luego volver a poner mi atención en este hombre desconocido.
Él no respondió inmediatamente, sus fuertes brazos me bajaron con delicadeza al suelo y esta era la oportunidad para alejarme, pero no lo hice. Como sea, el millonario tomo ventaja de esto. Levantó una de sus manos y con sus dedos, tomo mi mentón, para luego con su pulgar, acariciar mi labio inferior.
—26 años, ¿y tú, preciosa? —Me pregunto con voz ronca.
Aspiré aire a mis pulmones. —Soy menor que tú. Tengo diecinueve.
Su mano se alejó de mi mentón y acaricio el costado de mi mejilla. —Nunca antes me gusto este tipo de relaciones, pero no puedo resistirme. Me enciendes mucho, niña. —Su mirada se tornó intensa.
Cerré mis ojos y me apoyé contra su tacto como un gatito. También me gustaba esto y sus palabras ya me tenían caliente. Abrí mis parpados y sin pensarlo dos veces, rodeé su nuca con mis brazos. Él tampoco se detuvo, me apreso contra su cuerpo.
—Sí que eres guapo —dije mirándolo directamente a sus ojos—. Pensándolo bien, quiero tus servicios.
Sus manos bajaron a mis caderas y me alzo, entrelazando mis piernas en su espalda baja. —¿Estás segura? —Me preguntó con una sonrisa ladeada.
No sabía que era lo que me sucedía, pero le seguí el juego, así que le sonreí.
—Sí, después de todo necesitas que te ayudé con esto —dije bajando una de mis manos por su pecho y más abajo, hasta su miembr*. Lo tomé con firmeza y él gimió.
Me mordí mi labio inferior, no imagine que tener un hombre tan deseoso por mí, me gustaría tanto.
Él abre sus ojos y empieza a caminar conmigo por el pasillo, para luego llevarme a la habitación que encendió sus luces automáticas ante nuestra presencia.
El CEO me pone con suavidad sobre las sábanas de seda y yo, inmediatamente, me incliné un poco hacia arriba, apoyando mis codos en la superficie para observarlo, quitarse su saco y luego la corbata.
Su mirada de ojos verdes me observó con mucha intensidad. —Muy bien, si eso quieres, lo haré realidad y te haré pagar por confundirme con un gigoló. —El hombre se acercó a mí y me rasgo la camisa.
Jadee por la sorpresa y por el enojo. —Pero ¡qué te pasa, esa era mi camisa favorita!
Él me da una sonrisa seductora y toma mi rostro con ambas manos. —Puedo comprarte muchas más —dice esto y junta sus labios con los míos.
Estaba enojada, pero también excitada por su acto tan salvaje. Así que no proteste, me dejé llevar y lo besé con las mismas ansias.
El hombre tomó mis muñecas y las llevo hasta la altura de mi cabeza, para luego juntarlas y apresarlas con una sola mano. Mientras que su otro tacto, bajó por mi costado, por mi cadera y finalizó en mi trasero.
Él me apretó una de mis nalg*s, descaradamente y no pude evitar jadear de placer. Incluso, mis piernas tenían mente propia, se entrelazaron en sus caderas.
Nos besamos por un momento, pero luego la presión fue mucha. El s3xy desconocido se apartó de mí, aspirando aire a sus pulmones y viéndose totalmente afectado.
—Mi nombre es Marcus. —Él suelta mis muñecas y empieza a quitarse su camisa blanca de botones.
—¿Marcus? —Pregunté distraídamente y no era para menos. Es que no podía dejar de mirar ese pecho desn*do que estaba siendo revelado para mí.
Tenía brazos y pectorales bien trabajados, grandes abdominales que me hacían querer lamerlos. Mi mirada se fue más abajo y vi esa V tan irresistible que se dejaba ver en sus caderas. Mordí mi labio inferior, jamás me había sentido tan cautivada por un hombre y eso me hizo preguntarme, ¿acaso viví en una roca toda mi vida? Porque en serio que no había visto esta clase de belleza en el mundo. Ni Jeisson era tan atractivo.
Desviando mis pensamientos totalmente indecentes, preste atención a lo que me decía Marcus. —Sí, ese es mi nombre y más te vale recordarlo, porque lo gritaras toda la noche.
Tragué fuerte y asentí, sin poder formular palabra; y es que no pude. Su mirada de fuego, no se apartó de mi cuerpo mientras me desvestía, dejándome completamente desn*da.
No me sentí avergonzada y todo tenía que ver con el hecho de que aún estaba un poco borracha, pero no tanto para no estar consciente de lo que iba a pasar.
Marcus me cubrió con su cuerpo y fue la mejor sensación del mundo.
Nunca me atreví a preguntarme como quería que fuera mi primera vez. Pero al saber que pronto sucedería, supe que este era el modo correcto, mientras hervía de pasión por un hombre que deseaba demasiado.
Waiting for the first comment……
Please log in to leave a comment.