Al regresar a casa, Marcus se sintió más ligero, pero también consciente de que no podría dejar que el pasado lo definiera. Avy necesitaba su apoyo más que nunca, y su hijo, Máximo, necesitaba crecer en un ambiente lleno de amor y paz, lejos de las sombras de la venganza de Claribel.
Esa misma noche, después de la visita, Marcus visitó a Avy. Ella lo estaba esperando en casa de sus papás, más tranquila, más relajada, aunque aún marcada por lo que había vivido.
—¿Cómo te fue? —preguntó Avy, viendo la expresión en el rostro de Marcus.
—Estoy libre de Claribel —respondió Marcus con una sonrisa ligera —Ya no tengo que cargar con esa parte de mi vida. Y eso me hace sentir más tranquilo. Pero lo más importante es que ahora puedo concentrarme en lo que realmente importa: nosotros.
Avy lo miró, y aunq……
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