La noche había caído sobre la ciudad, envolviendo el cielo en un manto de estrellas titilantes. Marcus sostenía la mano de Avy mientras cruzaban el vestíbulo del hotel. La calidez de su toque se extendía por su piel como un bálsamo contra los recuerdos oscuros que Avy aún llevaba consigo.
—¿Estás segura? —preguntó Marcus con un tono suave, casi temeroso, de romper el frágil hilo de confianza que ella le había brindado esa noche. Sus ojos buscaban los de Avy, esperando una señal, una palabra que reafirmara su decisión.
Avy lo miró, respirando hondo antes de asentir.
—Sí, Marcus. Estoy segura. Esta noche… quiero dejar atrás todo lo que me ha pesado. Quiero ser libre. Contigo.
Marcus apretó ligeramente su mano, un gesto que hablaba más que mil palabras. La condujo hacia el ascensor, y mientras su……
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