Mírame, alfa
En un mundo donde de cambiaformas lobos antes eran dominados por los instintos salvajes de sus animales, se creó que consejo de shifters con los lobos más sabios y fuertes para establecer la paz en el mundo, logrando que las manadas se dividieran en pequeños pueblos activos a los cuales vigilaban.
Como decreto, cada omega en las manadas tenía que ser inscritos en la sede del consejo para así tener un recuento de estos, especialmente de aquellos omegas especiales que nacieron con dones especiales.
Tristán Simmons es uno de esos lobos especiales, su cabello rubio y ojos azul violeta lo delataban, y, por si fuera poco, era uno de alto nivel, lo que significaba que le costaba un poco controlar su poder, aunque tampoco creía que su poder fuera la gran cosa, ciertamente él estaba cansado de sentir las emociones de los demás y enfermar horriblemente al llevarse las malas emociones a través del contacto e incluso sin la necesidad de este cuando estas eran demasiado intensas.
Tanto Tristán como su hermana Tezza siempre sospecharon de la repentina muerte de sus padres, pero solo cuando su alfa líder le demanda emparejarse con él y tomar su marca es que los hermanos escapan de su manada de origen.
Viajando a la manada Gray, Tristán se sorprende de conocer a Santos, un alfa rudo, sombrío y con un humor de mierda del cual... No puede sentir sus emociones, ni siquiera cuando lo toca, lo que por supuesto comienza a llamar su atención.
Y sin importar la hosca personalidad ruda y bruta del alfa, Tristán aun así sigue intentando acercarse a él, avanzando lentamente al corazón del hombre, pero con ello, cosas comienzan a salir al aire, como la verdadera causa de la muerte de los padres de Santos, tíos malvados, y terceros que no quieren aceptar un no por respuesta de ninguno.
Ahora, si dentro de tanto drama la pareja realmente puede conocerse y aceptar sus sentimientos por lo que son, sería un verdadero milagro.
Unfold
—Pensé que iba a terminar comiendo sola —expresó Tezza cuando contempló a su hermano finalmente tomar asiento frente a ella.
—Lo siento, Gil se demoró en llegar y eso automáticamente me retrasó en todo —explicó, observando sus comidas intactas—. Podrías haber comenzado si me estaba tardando demasiado —indicó.
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