Todo iría según un guión fijo: un compromiso inicial, un matrimonio, el nacimiento de los hijos, una vida juntos hasta la vejez.
Los sueños se rompen a menudo porque, cuando miras al cielo, tropiezas con mayor facilidad.
«Eres mía, eres mi mujer» me dijo en un prado lleno de basura, detrás de un vertedero a las afueras de Catania, a la luz de una pálida luna, en una noche tan húmeda como mi piel, que sudaba temblorosa e impotente suplicando que no fuera verdad lo que estaba sucediendo: suplicaba no ser violada por ese miserable, que confundía su egoísmo y su deseo de posesión con un sentimiento que, además, reivindicaba que era puro.
Se sintió autorizado a llevar a cabo esa vergonzosa acción también debido a su fuerte machismo, inculcado desde su nacimiento, por una familia de campesinos, cul……
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