El tiempo avanzó sin piedad.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en un mes. Pero para Angie, nada había cambiado.
El dolor seguía ahí, hundido en su pecho como un peso imposible de levantar. Era un vacío que no desaparecía, una herida que no cicatrizaba.
El primer día después de aquella noche, había despertado……
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Waiting for the first comment……