David la miró con miedo.
—No. ¿Qué sucede?
Ada tenìa ojos severos.
«¡Me está mintiendo! ¿Será capaz de engañarme con la esposa de mi abuelo?», pensó tan insegura.
Él acunó su rostro.
—¿Ada?
Ella negó.
—Nada, tonterías, ¿bailas conmigo, señor Salchichón?
Él rio, asintió.
***
Zahara estaba perdida en el salón, quería correr ante ese niño, abrazarlo, nunca soltarlo, pero luego, pensaba, ¿Era su hijo? ¿De verdad? ¿Por qué se sentía tan lejana a èl?
—Señora Nolan, ¿me concede un baile?
Zahara mirò al hombre, sonrió, aceptó.
Tomó la mano de Ricardo, sabía que debía acercarse a él, si al final era el padre que conocía su hijo, además quería saber màs del pequeño Julio.
Bailaron lentamente.
—He escuchado que los centros comerciales de la familia Nolan son una buena opción para la venta de mis productos, ……
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