El mundo

Predestinada. A ti 1320 words 2024-09-12 18:55:18

–¿Por qué la gente muere, mamá? –dijo sin moverse donde estaba o quitar el brazo de su de sus ojos, no quería que su madre lo viera a llorar, pero era claro que lo estaba haciendo. –Porque no importa si pones todo tu empeño, si tienes la mejor medicina o tecnología de vanguardia, la gente continúa muriendo y no importa lo que yo sé o lo que yo aprendo, la gente muere... y no importa la edad que tengan, eso es lo que más detesto. –sollozó. –hay personas tan pequeñas, demasiado pequeñas muriendo, madre, y la medicina no puede hacer nada, yo no puedo hacer, nada nadie puede hacer nada, solamente... –no podía más, tenía que detenerse. Se mordía sus labios con fuerza no quería hablar, pero necesitaba hacerlo y sabía que la única persona para hablar de esto era su madre.

–¿Quieres abandonar la carrera y quieres ayudar en la fundación...? –suspiró. – Por qué crees que de alguna manera la gente dejará de morir... –dijo y pudo notar como su hijo sacudía la pierna de manera incesante, ella lo hacía en el pasado, sabía porque lo hacía su hijo y eso le dolía demasiado en el corazón, su hijo sufría y era algo que ya no podía detener, porque esa era parte de la vida de su hijo, parte de crecer.

–Haría más en la fundación de la abuela que un estúpido hospital –murmuró secando sus lágrimas y manteniendo sus manos cubriendo sus ojos.

–harías tanto bien en la fundación de tu abuela ayudando a la gente que no tiene los privilegios y los medios que nosotros hemos mantenido por años, como en el hospital siendo un médico que no necesita un p**o para una cirugía o una consulta, o mejor aún, puedes hacer muchas cosas con el dinero que ya tienes y sabiduría en medicina que podrías adquirir. –Dijo sabiendo que su hijo amaba la idea de ser médico, pero la vida misma era una crueldad.

Jetro se le invitó a bufar y negar con la cabeza mientras cerraba su boca con fuerza y movía incesantemente la pierna.

–Tal vez tú no lo recuerdes pero yo sí y supe que sin importar lo que yo dijera o hiciera tú siempre hacías lo que querías, aún si querías subir en una moto, no importó cuántas veces yo te dije; ¡Te vas a caer!, o te lastimaras, no te importó, en cuanto Enzo tuvo su primera moto subiste en ella y sí, caíste dos veces, en la primera fue cuando te raspaste la rodilla, lo que yo recuerdo fue muchas personas corriendo hacia ti personal de seguridad mi padre tu padre tu tía y todos porque casualmente fue un día en el que había reunión familiar, pero yo solo pensaba en en si no lo vuelvo a intentar estaría bien para mí no se volvería a lastimar y yo no volvería a asustarme, pero no estaría bien para ti porque eso significaría que cada vez que cayera en cualquier adversidad de la vida se haría por vencido a la primera y me niego a creer que tú eres el tipo de persona que se rinde la primera –dijo y yatro descubrió su rostro se podían ver sus ojos enrojecidos. –¿Recuerdas por qué decidiste que quería ser médico?, cardiólogo para ser más específicos.

–Fue cuando el abuelo nos contó el porque tenía esa gran cicatriz en el pecho. Yo pensé que se podía curar a la gente o reparar su corazón de alguna manera cambiaría el mundo dijo entre dientes más por su pesar. –pero mamá. –levantó la mirada hacia Evelyn y negó con la cabeza. –No cambias al mundo reparando corazones y la gente continúa muriendo.

–Tu primer desafío más allá del conocer el mundo con tus manos y tus pies fue la moto de eso su primera moto y también fue el mío porque no quería que te lastimara, mi miedo más grande siempre fue verte llorar porque te rompían el corazón, verte llorar por frustración por algo que quisieras conseguir y no lo consigas, o verte sufrir por un amor imposible, ya que considero que cualquiera de las tres son las peores, y cuando dijiste que querías estudiar medicina yo sentí miedo, porque sabía que momentos como estos iban a pasar, y no tienes una idea de cuánto le rogué a Dios por qué no pase y ahora agradezco mucho poder estar aquí contigo y que haya sido la primera persona, a la que hayas tirado tu bolso... –dijo poniéndole algo de humor, lo que hizo que con una pizca de gracia pudiera aparecer en el rostro de su hijo, apenas sí se alcanzaba a distinguir una pequeña curva en la comisura de sus labios.

–mamá, yo...

–si lo que quieres es dejar la carrera por qué crees y tienes la seguridad y certeza de que podrías hacer mucho más en una fundación en la que claramente puedes construir, alimentar, vestir, y sorprendieron muchas cosas más, yo soy la primera en apoyarte y decirte claro que tienes mi aprobación, o lo que sea que esperes conseguir de mí, pero si lo que quieres es abandonar la carrera por qué crees que de alguna manera todo lo que haces no sirve para nada... Te equivocas. –dijo y entro por fin dejó de mover incesantemente su pierna lo que significaba que su ansiedad y su frustración empezaban a disminuir.

–creí que lo quería, creí que al ser médico y era los mismos lugares con las mismas personas o ayudaron más, pero mamá yo no puedo... se detuvo, es incapaz incluso de decirlo él mismo, no quería darse por vencido, pero le dolía demasiado lo que había visto.

–ya le preguntaste a tu abuelo que por que a quién le entregaba cada año una caja con café en la fecha especial y el abuelo te dijo que era una persona especial, ¿te dijo alguna vez quién era esa persona especial? –pregunto y jetro negó con la cabeza.

–la persona a la que tu abuelo le ha regalado por años una caja de café es el médico que operó su corazón, en un momento difícil de su vida y de la nuestra porque éramos muy jóvenes pasaron muchas cosas y tu abuelo sufrió un infarto pero la atención que recibió al instante afectó más su corazón de lo que podía haberlo reparado y el médico que lo atendió había pasado 48 horas sin dormir y sin comer así que cuando pero a tu abuelo y él salió perfectamente de la cirugía el primer chiste que hizo él cuando mi papá estaba despertando fue necesito el mejor café del mundo para celebrar o eso fue lo que escuchó mi padre, pero en una conversación de control de rutina sobre su corazón el médico le dijo que lo que era en realidad había dicho era que había sido su mejor trabajo y eso se debía celebrar con un café sonrió y Jetro también.

–entonces... ¿crees que debo ser cardiólogo a como dé lugar? –preguntó un poco más animado.

–no se estuvo frente a él y lo miró fijamente a los ojos. –quiero que salgas al mundo y te enfrentes a todas las adversidades que este te presente, porque no va a ser fácil y no va a ser bonito. Pero eres mi hijo y tengo la certeza de que te hice valiente y a prueba de todo, así que ve y dale su merecido al mundo. –besó su frente.

–perdona por tirar el bolso y hablarte de esa manera, eso es lo que...

–todos tenemos malos momentos pero es de humanos equivocarse y de valientes disculparse –dijo y él asintió.

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