Samay tamborillea sus dedos cuando más guardias de los que ella desconocía comienzan a ingresar al jet, y es por eso que se incómoda lo suficientemente como para saber que en cualquier momento será el despegue.
Dentro de ella una leve esperanza se abre paso a en su pecho al saber qué, probablemente, están doblegando la guardia porque la encontraron. Y realmente no puede evitar pensar en aquello y que su rostro se llene de emoción y de sonrisas.
Sin embargo, con el tiempo en contra tiene que encontrar alguna manera de poder hacer que ese avión no despegue, y el echo de que ya no tenga las fuerzas suficientes para hacerlo la incómoda lo suficiente, como para suspirar y negar con la cabeza creyéndo que no es una buena idea actuar sola, pero es su propia vida..
Sabe que las cosas no van a ser así……
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