Víctor salió del hospital con un arrebato de ira, rompiendo el papel en su mano y apretando sus dientes y rechinándolos con rabia. No podía creer lo que veían sus ojos.
“¿Cómo era posible eso?” se preguntó, él un hombre poderoso que siempre lograba lo que quería ahora estaba limitado.
—¡Maldit4 sea! —exclamó con esa mezcla de rabia, molestia y también un atisbo de temor cuando pensó en Vivian.
Sin poder evitarlo, arrojó el papel a cesto de basur4 más cercano. Luego, sacó su teléfono y marcó a su asistente. El teléfono repicó un par de veces, pero ella no le atendió en la primera oportunidad y eso hizo que su rabia aumentara.
—¡Claro! Eso era lo que estabas esperando, aprovechar mi salida para irte quien sabe dónde ¿Por qué si ese es tu trabajo no tienes porque tardar para atender un put0 teléfono? —espetó con la rabia corriendo dentro de él.
La voz airada de Víctor retumbó a través del auricular, lo que no sorprendió a Alicia su asistente.
—Si ahora lo harás de esa manera, entonces es mejor que coloques tu renuncia encima de mi escritorio antes de que te eche yo mismo.
“Disculpe señor, estaba en el baño, y no escuché el teléfono, le prometo que no volverá a pasar” se disculpó la mujer al otro lado de la línea.
—Por tu bien eso espero. Ahora vamos a hablar del motivo de mi llamada, aunque no creas no lo hice para discutir contigo, si no para pedirte que abras un correo electrónico nuevo y lo coloques como contacto para un anuncio que debes poner en la prensa escrita y en r************* , con un usuario que vas a abrir.
“Perdón, señor ¿Qué anuncio quiere que publique?”, preguntó la mujer sin dejar de tomar nota.
Víctor hizo una pausa y apretó el puente de su nariz con los dedos índice y pulgar. Tomando aire, su tono se suavizó un poco, consciente de que descargar su furia en Alicia no era justo ni productivo.
—Necesito que publiques un anuncio que diga “Poderoso e importante CEO, busca un amante para su esposa” Los interesados deben enviar sus características físicas, cualidades al siguiente correo electrónico y allí colocas el que abras, también debes decirle que apenas acepte enviar su información debe enviar un contrato de privacidad y confiabilidad, ya le envío la información al abogado para que lo redacte —concluyo.
Sin embargo, al otro lado de la línea parecía que no había nadie, al punto que pensó que se había cortado.
—Alicia ¿Está allí? —preguntó con ceño fruncido.
—Si señor —respondió la mujer en tono nervioso—, pero discúlpeme ¿Me puede repetir lo que debe llevar el anuncio? Es que pienso que no escuché bien.
Víctor cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo la irritación volvía a construir un muro en su garganta. "Debería ser más paciente", se recordó a sí mismo, aunque la paciencia nunca había sido una de sus virtudes.
— Alicia, escuchaste perfectamente. Pero lo repetiré para que no quede ninguna duda —su voz era firme y contenía un filo de paciencia forzada—. El anuncio debe decir literalmente esto: Poderoso e importante CEO ofrece posición exclusiva como amante de su esposa. Se requiere discreción absoluta. Interesados deben enviar información detallada de características físicas y cualidades personales al correo indicado. Indispensable firmar contrato de privacidad y confidencialidad antes de la entrevista personal ¿Está claro ahora?
Alicia aún no podía creer lo que estaba escuchando. Víctor era conocido por sus ideas poco convencionales, pero esto superaba todo lo anterior.
Víctor percibió la vacilación en la respiración de Alicia. Lo sabía, esta petición era extravagante incluso para los estándares poco convencionales con los que solía moverse en su entorno empresarial.
—Señor Víctor, si me permite una pregunta... ¿Por qué...? —la voz de Alicia flotaba con incertidumbre, pero también con una curiosidad apenas velada.
—¡Eso no es tu problema Alicia! No tienes por qué entender las razones —interrumpió Víctor antes de que ella terminase la pregunta—. Sólo haz lo que te pido. Y mantén esto absolutamente confidencial. ¿Queda claro? Además, dile al abogado que me espere en la oficina, tengo asuntos urgentes que tratar con él.
—Sí, señor Víctor, me quedó claro. Haré tal como me dice —dijo finalmente, aunque su voz se mantuvo temblorosa por la incredulidad—. ¿Y qué fecha límite ponemos para las respuestas?
—Quiero que comience a aparecer inmediatamente y que cierre dentro de tres días —con esas palabras cortó la llamada mientras se pasaba la mano por la cabeza en un gesto nervioso.
Una vez que dejó el teléfono, ya estaba en el auto, golpeo el volante con un golpe sordo, Víctor se quedó mirando al vacío, contemplando el oscuro reflejo que la ventana tintada le devolvía de sí mismo.
—¿Qué pasa? —le preguntó su chofer y amigo Daniel — ¿Por qué te veo tan irritado.
Él se quedó viendo a su amigo, sopesando si decirle o no la verdad, la idea de buscar un amante para su esposa era una decisión fríamente calculada, que podría tener miles de interpretaciones. Decidió decirle la verdad.
—Mandé a hacer un anuncio para buscarle un amante a Vivian —respondió con aparente tranquilidad mientras su amigo lo miraba como si le hubiesen nacido dos cabezas.
—¿Es en serio? ¿Eres capaz de eso? —preguntó el hombre con incredulidad —, ¿Cómo puedes tener el estómago para hacer eso? ¿Tan ruin te pusiste? Me parece que es una jugada demasiado arriesgada en el juego retorcido que comenzaste ¿Eso lo haces para que ella rompa el acuerdo matrimonial por infidelidad y quedarte tú con todo el dinero?
Él se quedó callado y su amigo negó con la cabeza.
—Eres mi amigo y te aprecio, pero mi imaginación se quedó pequeña al ver lo repugnante que eres y lo que eres capaz de hacer por el poder —dijo con evidente molestia, mientras Víctor lo miraba impasible.
«En los abismos del poder, la moralidad se desvanece y el alma se oscurece».
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