ZACK
“Estaba aterrado, huía con mis padres, corriendo por el inmenso bosque, yo agarrado al lomo de mi padre, entretanto ellos dos estaban convertidos en lobos, mi corazón latía en el pecho acelerado, tenía mucho miedo, porque varios hombres malos nos perseguían en unos vehículos rústicos, andaban con unas armas largas, vestidos con bragas negras, por más que trataba de no sentirme asustado, era inevitable, algo me decía que no estaríamos bien y eso causaba más angustia en mí, escuché la voz del lobo de mi padre a través del enlace mental.
“Tranquilo hijo, no temas, estarás a salvo, debes ser valiente, donde te dejemos, allí deberás permanecer hasta que nosotros vayamos por ti, ¿Entiendes Zack?”
Me interrogaba y yo respondía con lágrimas en mis ojos.
—Si papá prometo ser valiente.
“Zack, nunca confíes en los humanos son malos y crueles, cuando crezcas debes ser un Alpha fuerte, a quien todos deben temer, Jamás sientas compasión por las personas, porque eso te debilita ¿Me entiendes de lo que estoy hablando Zack?
—Si papá, los humanos son malos, debo ser fuerte y no tener compasión con nadie —repetí lo más próximo a sus palabras.
“Zack, si tu madre y yo llegamos a morir, debes prometernos que vengarás nuestra muerte, promételo hijo”.
—Lo prometo, papá, pero deseo que puedan seguir conmigo —respondí asustado, no quería que sus palabras se volvieran realidad.
“Una última cosa Zack, debes casarte con una Alpha, para que tus hijos también lo sean, si tu luna no llega a ser de sangre pura debes rechazarla ¿Me lo prometes?”
Por un momento dudé, no sabía por qué mi padre me estaba diciendo todas esas cosas, sin embargo, al final ante su insistencia se lo prometí.
—Prometo rechazar a mi luna, si su sangre no es de Alpha pura.
Ante mi última promesa, llegamos a una zona del bosque con más árboles, mi padre se inclinó para invitarme a bajar de su lomo, luego se transformaron en humanos, mi padre, corrió y me subió a un árbol para esconderme.
—Escala Zack, sube lo más alto que puedas, no bajes hasta el momento cuando te avise, por nada del mundo desciendas, así escuches cualquier cosa hijo, no vayas a bajar, ¿Me lo prometes? —me preguntó con un semblante de angustia, mientras sentía mi corazón encogerse en mi pecho.
—Te lo prometo —expresé con lágrimas en mis ojos.
Haciendo casos a sus instrucciones, fui ascendiendo a la copa del árbol, me subí a una rama y la abracé mientras abajo, miraba a mis padres abrazados observándome, mi madre hizo un gesto con la mano y me lanzó un beso, el cual yo atrapé. Segundos después, los vi de nuevo convertirse en lobos, pero antes de poder escapar fueron rodeados por varios vehículos, de donde descendieron unos diez hombres, apuntaron sus armas a los cuerpos de mis padres y sin dejarlo siquiera reaccionar, les dispararon sin ninguna misericordia.
Los ruidos de las balas era ensordecedores, mis lágrimas, corrían por mi rostro, por segundos quise bajar, para encontrar el mismo destino de ellos, sin embargo, me acordé de la promesa heha, me quedé allí, triste, con una mezcla de miedo y rabia, allí los vi morir, mientras gemidos de dolor salían de sus bocas y los hombres se reían a carcajadas burlándose de ellos.
—Jefe Lewis, misión cumplida, ahora podemos arrancarle la piel a estos animales y hacernos unos hermosos abrigos para lucirlos, como premio a nuestro valor —los demás secundaron con risas, sus ocurrencias.”
Ese día, no solo vi asesinar a mis padres, sino también arrancar sus pieles; mi inocencia y bondad, murió con ellos, ese día me convertí en el mismísimo demonio sin corazón, un ser despiadado, sin compasión, que no me detendría ante nada, ni nadie para cumplir mis promesas, ese día juré solo vivir, para vengarme de los verdugos de mis padres, de sus familiares y de todas su descendencia, mi misión sería acabar con ellos, hasta ya no quedar uno solo de ellos en la faz de la tierra; en ese mismo instante, la r**a humana se convirtió para mí, en mis peores enemigos y no descansaré hasta exterminarlos a todos y hacerles sentir la venganza del Alpha.
“La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.” Walter Scott.
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