No sé qué tanto llegue a cambiar lo que él hace después de nuestra conversación ayer, pero ahora lamento haberme enojado tanto así ayer con él, después de todo, me lo dijo, no sé si me hubiese dicho de haber salido positiva la prueba de ADN, pero el que me lo dijera supongo que debe tener algún valor después de todo. Estos dos días de menstruación junto a él han sido una pesadilla, ya no se si me enojé más con él por lo que pasó o por que tenia mi periodo, pero supongo que jamás lo sabré. Ahora él está ahí, dormido, acurrucado a mi lado de la cama, es como un niño. ¿Alguien más podrá ver lo que yo veo en él?. Ese niño travieso y a veces algo temeroso que hace todo por mantener esa postura de adulto responsable y medio mafioso cuando se enoja. Aunque entiendo si creen que es un mafioso, con ese cabello oscuro con mechones cayendo por su frente cuando se despeina, esa mandíbula marcada como caricatura, la mirada asesina que pone con esos ojos azules con bordes color esmeralda cuando se enoja, y esa colección de tatuajes que van desde su cuello hasta sus manos, es mucho mafioso para un "Fiorentino" ─una risa explosiva casi escapa de sí, misma que debe ser callada con ambas mano para no despertarlo. ─supongo que después de todo, ya no estoy tan enojada con él, y estos dos días has sido como penitencia para los dos.
Edward empieza a despertar y lo primero que hace, aún si abrir los ojos es buscar a su esposa de su lado de la cama. A dado un par de palmadas a su cama cuando abre los ojos como platos al no verla. Antes de que de un brinco de la cama, Ángel lo rodea con sus manos por la espalda.
─Buenos días. ─susurra a su oído, y por fin él puede sentir que el alma le ha vuelto al cuerpo.
─Buenos días. ─resopla al besar su mano. ─¿cómo te sientes hoy? ─se voltea a ella, al mismo tiempo que la atrae a la cama.
─¿Hablas de... después de que me dieras de comer en la boca, trajeran todas mis comida a la cama, las compresas, los chocolates, y todas las comodidades? ─pregunta con una sonrisa.
Él asiente con duda, pero segundos después también sonríe aún algo somnoliento.
─Pues... ─ladea su cabeza haciéndolo dudar, cuando ella solo juega. ─Ya no estoy menstruando, ya no me duele nada, y creo que puedo comer con ustedes en la mesa. ─regresa a la cama.
─Eso es bueno. ─la cubre con la sábana, a su vez que la abraza. ─no tendré que verte agonizar por caprichos de la naturaleza. ─se acurruca con ella. ─¿quieres ir a Pekín? ─pregunta haciéndola voltear de un brinco.
─¿Estás loco? ─lo ve incrédula.
─Le prometí a los niños...
─¿Y si hubiese sido tu hijo? ─preguntó casi por impulso, no lo habia pensado, pero al salir así, como una bala perdida era claro que después de todo, de esos dos días de calma, ella aún tenía algo que decir.
─¿qué? ─preguntó sin entender, después de todo hablaban de sus hijos.
─Nada, olvidalo. ─dijo ensegida algo nervisoa, se sentía ridicula al volver de nuevo al tema.
─No lo pensé. ─dice segundos despues al entender de lo que hablaba, despues de todo, se podía notar su incomodida.
─Edward...
─No, yo lo entiedno. ─se acurruca aferrado a ella. ─discutimos, te enojaste, y al final solo fue como algo inconcluso de lo que ninguno quiso hablar, pero tarde o temprano debemos hacerlo. ─dice tomando el valor para ser más honesto que nunca.
─¿y...? ─pregunta con duda, teme lo que sea que él le vaya a decir.
─No lo pensé. ─volvió a decir aferrandose aún más a ella. ─es solo que... no tengo ninguna realción con quien se supone es la madre, y creo que un hijo es un lazo muy fuerte con otra persona. Sé que hay muchas maneras de ver la paternidad, pero yo lo veo así. Despues de todo, un hijo es hecho por dos personas, y más allá de si amas o no a esa persona, o incluso si no la vuelves a ver, esa persona los unirá a ambos.
Entonces mi curiosidad despertó aún más, Edward es muy guapo y Karla lo es también, y ahora que sé que es madre, debo decir que tiene un cuerpo increíble para ser mamá, ¿cómo es que a él no le gusta?
─Fueron amigos en algún momento, ¿por qué te desagrada tanto? ─preguntó
─No es que me desagrade, es solo que... ─él también se preguntaba lo mismo, la había detestado tanto desde el primer dia, incluso siendo niños, que al crecer se le hizo un hábito. Intentando ser el caballero que su madre esperaba que fuera fue gentil, pero ella no dudó en aprovecharse de eso. ─no lo sé, solo no me interesa como mujer y jamás lo hizo en realidad. Y el que ella intentara a toda costa que fuese diferente, lo empeoró.
─Ella es muy bonita, y si dices que tiene un hijo, y se ve así...
─La belleza física no es lo que importa, no a mí. ─Suspira haciéndola voltear, abrazándola con ella de frente. ─mi madre era realmente hermosa, y eso no evitó que mi padre la traicionara. He visto mujeres con el estándar de belleza que el mundo pide llegar a la familia, y sin embargo, son huecas, mentirosas y maliciosas, la belleza física es pasajera. ─añade. ─Tú eres hermosa. ─acaricia su mejilla. ─pero no me enamoré de tí por eso, es porque hay más que solo esto. ─acaricia su rostro. ─Eres valiente, fuerte, inteligente, graciosa, amable, educada, bondadosa, paciente, y esas son solo un ápice de la increíble persona y madre que eres, y eso, te aseguro que hay muy poco. ─musitó mirando maravillado su sonrisa.
─Y yo que pense que era bonita. ─hace un puchero dándole la espalda y metiéndose bajo la sábana como niña caprichosa, haciendo sonreír a Edward.
─Eres más que solo bonita. ─susurró a su oído, dejando un cálido beso en su cuello, lo que la hizo voltear. ─eres perfecta. ─la besó apasionadamente bajo las sábanas.
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