¿Sabéis lo que es estar años, y años estudiando por un simple sueño que tenía tu yo que jugaba con muñecas? ¿Conocéis la sensación de haber luchado por conseguir rozarlo con las yemas de los dedos y que el destino decida descargar toda su ira en contra tuya? ¿Podéis imaginaros, aunque sea por un segundo, mi reacción cuando, empezando la universidad para estudiar medicina, fui informada de que un maldito fallo en administración hizo que mi habitación esté en un pasillo únicamente de chicos? Nueve meses puerta con puerta con cinco universitarios, allá vamos.
Los «Quebec Nordiques», el equipo de hockey de la ciudad que el propio nombre indica, posee un grupo masculino, o... casi masculino, excluyéndome a mí, Michelle Collins, la única chica del equipo. Se suponía que no iba a haber ningún problema por meterme con el único objetivo de subir la media de partidos ganados. Se suponía.
¿Os acordáis del vídeo que tiene Manuel? Sí, con el que me soborna. Sólo tengo una cosa más que decir: ésto ha ido demasiado lejos. «-Mira, Peña. No sé que mierda le has hecho a mi hermana, y, sinceramente, no quiero saberlo, pero, que sepas, que espero que estés orgulloso. La has jodido, y como no lo había hecho nadie nunca, y, si tu objetivo era no verla por aquí, lo has conseguido. -¿No ha venido? -No, está en casa. Enferma. Por ti. »
¿Qué diríais si os cuento cómo la vida de una actriz no conocida da un vuelco porque alguien encuentra un antiguo anuncio del que no se siente orgullosa? ¿Y si os digo que esa actriz soy yo? «-¿Y qué tengo que hacer? -Haz todo lo que yo te pida. » *** 1ª temporada: Actuando para él. 2ª temporada: La obra continúa...
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.