Jeremy:
Día de la boda de Allie y Noah.
Cinco meses antes.
Observé a mi amigo sonreírle como un completo idi*ta a su esposa. Antes me hubiese reído e incluso vomitado al ver tanta cursilería en el ambiente, pero no, yo no era el mismo Jeremy, no en cuanto a lo que era mejor para Noah.
Estaba feliz por él, era mi única familia y siempre velaría por su bienestar.
Viéndolos bailar en su primer baile de casados, a mi mente llegaron miles de recuerdos.
Viendo a un Noah mucho menor, con un labio partido en el reformatorio, por una pelea en la que se había metido o cuando intentó golpear a un profesor que se pasó de listo con él. Sonreí, qué diferencia tan palpable a la que veía en este momento. El hecho es que yo siempre estaba allí cuidándolo y controlando sus estados de ánimo.
Fui muchas veces el salvador de Noah, los dedos de mis manos y de mis pies no podrían ni enumerar las veces que estuve ahí para él. Mi sonrisa se hizo más brillante, ahora parecía que ya no sería su niñera constante y eso estaba bien.
Allie lo cuidaría bien, ella era su polo a tierra. Noah cambió por ella, ni siquiera lo intento por mí y la verdad no me sentía enojado.
La mayoría del tiempo no sabía qué hacer, pero justo Allie era como su otra mitad, ella siempre sabia que era lo correcto por hacer y lo logro. Ahora Noah era un ser más equilibrado y no un hombre de la prehistoria.
"Gracias a Dios, yo era más civilizado", pensé con burla.
Como sea necesitaba un descanso. Hoy era en pocas palabras mi graduación metafóricamente.
Recorrí el lugar lleno de invitados y rebusqué con un minucioso escrutinio, mi próxima presa. Solo que mis ojos se dirigieron a una parte que ni siquiera debería considerar.
Ya lo había intentado muchas veces y estaba harto y herido.
La observé de arriba abajo y una energía de puro deseo me recorrió el cuerpo. Siempre me pasaba lo mismo y hoy no sería distinto.
No había mujer como Verónica, una castaña con curvas poderosas, hermosa en todo sentido y personalidad indomable. Ella era como una fiera de esas que te advierten en los safaris, que no debes acercarte, pero que no puedes evitarlo porque es totalmente cautivante, solo que a veces terminabas rechazado, como me paso a mí. Verónica era claramente un hueso difícil de roer.
La vi reír descaradamente de algo que le decía uno de los invitados, que al aparecer y por la cercanía que veía entre los dos, le estaba coqueteando.
Me sentí enojado inmediatamente, no podía evitarlo, ella era la única que faltaba en mi menú y la verdad no sabía que hacía Verónica con él.
Observé al hombre que la acompañaba, con barba insípida, traje desarreglado, canoso y con un cuerpo sin trabajar.
Me observé a mí mismo y me enojé más. Mi aspecto estaba más que bien y no sabía por qué ella no había caído en mis redes.
Suspiré frustrado y alejé mi mirada de ella, necesitaba aceptar que no siempre podía ganar o tal vez solo sería mi asignatura pendiente, quién sabe.
El hecho es que no me importaba, si tenía que esperar lo haría, pero mientras hacía esto necesitaba divertirme. Así que volví a buscar por el lugar bebiendo de mi copa, y me detuve dos veces sobre una rubia, delgada para mi gusto, pero con unos pechos que me podrían llevar a mi próximo clím*x.
Bebí de golpe el resto de mi copa y me dispuse a dirigirme a mi próximo acoston. Necesitaba liberar mi energía reprimida.
Estaba acercándome cuando de repente alguien apareció en mi línea de visión, ocultando la grandiosa vista que me daba esa mujer de grandes pech*s.
Levanté mi ceja derecha y observé a Noah con una sonrisa, ¿ya tan rápido necesitaba mi ayuda?
—¡Hola! —dijo Noah con sonrisa brillante.
Lo observé de arriba abajo, su postura era bastante relajada y su sonrisa era genuina, lo cual me hizo sentir desconfiado, casi nunca se le veía así. Aunque podía ser su nuevo aspecto, que sé yo.
—Estás aquí porque...
Noah soltó una carcajada y puso una de sus manos en mi hombro. —Oye, no te alegres tanto de verme.
Suspiré y le di una sonrisa. —Por supuesto que me alegro es solo que...
Él no me dejó terminar de hablar. —Solo venía a ofrecerte un trago, ¿por qué estás tan amargado? —Su postura seguía siendo relajada.
Resople. —No estoy amargado Noah, solo estás en mi camino. Necesito llegar a esa rubia. —Le expliqué.
Noah volteó a ver a la mujer y negó con una sonrisa, pero desvió rápidamente la mirada.
—¿En serio Jeremy?, ¿es la fiesta de tu amigo y te irás a foll*r?
—¿Qué más debería hacer?, en estas fiestas se consiguen las mejores cog*das, o lo vas a negar. —Le pregunté con una sonrisa recordando viejos tiempos.
Noah sacudió su cabeza y su sonrisa aún no se iba de su rostro. —Eres incorregible Jeremy, pero ya sabes, deberías sentar cabeza.
¿Estaba hablando en serio? El hecho de que él hubiera encontrado la mujer indicada, no quería decir que fuera el mismo caso para mí, pero no le diría eso. Aunque no tenía que hacerlo, con solo mi expresión lo decía todo.
—Primero Noah, soy genial y segundo, me encanta justo como estoy gracias. No necesito el estrés de una relación, eso no es para mí. Además, tú eras igual, ¿de qué me criticas?, de no ser por Allie seguirías en las mismas. —Le respondí con burla.
Noah asintió. —La verdad no cambiaría nada y no me arrepiento de conocer a Allie. ¿Sabes?, no es tan malo como crees Jeremy, no tienes perdida, solo ganancias. —Él se detuvo para buscarla entre la multitud como un halcón y yo hice lo mismo hasta que juntos la hallamos.
Noah maldijo por lo bajo y solté una pequeña carcajada. Allie estaba bailando con uno de los invitados.
Observé a mi amigo, había cosas que simplemente no cambiaban. Noah siempre iba a ser celoso y territorial con Allie.
—¡Dios, detente! —dije con burla—. Por ese motivo no tengo relaciones, no quiero verme como tú. Mírate, estás a punto de orinar como un macho alrededor de ella para afirmar tu territorio.
Noah me dirigió una mirada molesta, su sonrisa se había ido, pero su cuerpo seguía estando relajado y eso me tranquilizaba. Había mejorado bastante en su autocontrol.
Continúe al ver que Noah no dejaba de ver al hombre que bailaba con Allie. —Descuida, solo es un chico de contabilidad, deja el drama.
Noah me observó rápidamente. —Mira Jeremy, lo que tengo con Allie se llama cuidar, protegernos el uno al otro, envejecer con alguien, es lo que quiero. Así que piénsalo o es que quieres quedarte solo por siempre.
Suspiré irritado, estaba harto de su cantaleta. ¿Cuándo cambiaron los papeles? ¿Ahora él era el adulto civilizado regañando a un joven promiscu*, que rompe las reglas y que no le importan las consecuencias? Paso de esto.
Noah necesitó ayuda y ya la obtuvo, yo, por el contrario, estaba bien. No le veía el problema a vivir la vida y disfrutar de la intimidad con libertad.
—Creó que deberías ir mejor con tu mujer. —Le propuse.
Noah asintió sin dejar de ver a Allie. —Escucha Jeremy, solo venía a decirte que tomes una copa conmigo. —Me dio uno de los vasos que traía, de los cuales no me había dado cuenta hasta este momento.
Probé un poco, la bebida no era difícil de ubicar, era champán. —Creó que merezco algo más fuerte.
Noah desvió un poco su atención de Allie para observarme, pero solo fue un milisegundo porque volvió rápidamente a asecharla.
Solté una carcajada. —Dios que hombre tan desquiciante, pobre Allie. —Le dije sin importarme su reacción.
Noah me observó irritado. —No lo entenderías, ahora bebe. Esté brindis, será rápido.
Noah chocó su copa con la mía y la bebió de golpe. —Tu turno. —Me instó a continuar.
Negué, estaba actuando muy raro, pero no sería la primera vez, hice lo mismo y bebí de un trago mi copa de champán, con suerte se iría y me dejaría en paz.
Noah viendo que había hecho lo que me pidió, dijo. —Listo, me voy. —Y se alejó sin darme explicación.
Fruncí mi ceño, ¿solo venía para eso? Negué, "y creí que las terapias estaban sirviendo", pensé con burla.
Como sea, me escogí mis hombros y seguí mi camino hacia el lugar donde sé que hallaría a esa rubia candente, pero me detuve en seco, ya no estaba por ningún lado.
—Maldici*n, Noah, eres un grano en el trasero.
Waiting for the first comment……
Please log in to leave a comment.